Abrió los ojos.Su mirada se quedó clavada en gris tenue del techo que lo acogía, mientras que entre parpadeo y parpadeo iba entrando en cuenta de que esté, a comparación de cualquier otro momento, no era un espejismo.
Le tomó unos buenos y largos segundos darse cuenta de que estaba respirando. De que estaba respirando bien, sobretodo. De qué sus pulmones funcionaban con la vitalidad de un jovencito, así como él lo era, y de qué sus sentidos habían vuelto a ser los mismos, literalmente, en un abrir y cerrar de ojos.
No podía ser cierto, había sido su primer pensamiento. Si lo último que recordaba de su propia persona era haber estado moribundo y sin ningún tipo de oportunidad de vivir. Sin embargo, ahora estaba parpadeando, escuchando, mirando con claridad, fijándose en los detalles que le rodeaban.
¿Era este otro de sus tantos espejismos? Solo había una única manera de probarlo...
Con una ligera sensación de angustia, Tom se tocó el brazo derecho. Solo hasta entonces pudo notar una venda cubrirle la piel exactamente en esa zona. Una venda seca, limpia, que había sido aparentemente cambiada minutos antes de su despertar. El chico presionó con los dedos en la herida, y aunque aún dolía, la sensación era distinta. El proyectil de acero no estaba más dentro de su carne.
De inmediato quiso levantarse como un resorte de su sitio. Al principio, tuvo que aferrarse a la cabecera de la cama debido al mareo instantáneo que le provocó ese movimiento. Un mareo intenso, arrollador, que le hizo pensárselo dos veces si debía o no continuar con aquello. Tenía que entender dos cosas: uno, aún estaba sensible y dos, definitivamente había dormido por mucho tiempo.
Más de lo que imaginaba.
Con cuidado el muchacho se puso de pie. Sus piernas, por suerte, respondieron con agilidad. Paso a paso, parecía como si estuviera volviendo a la vida después de un largo viaje. A ese ritmo pudo llegar por fin a su destino: un espejo que permanecía colgado en una de las paredes de lo que parecía ser la habitación de alguien más.
Su reflejo describía lo siguiente: llevaba puesta ropa limpia, pantalones de vaqueros, y una camiseta negra que le quedaba un par de tallas grande; y su aspecto era idóneo, parecía como si alguien le hubiese peinado las trenzas en la mañana y ahora que lo percibía mejor, tenía incluso un olor peculiar que rondaba por su cuello. Algo parecido a un perfume.
Ahora solo tenía que observar lo que tanto le preocupaba. En un movimiento rápido, el chico se desnudó el abdomen. En medio de su tibia piel, otra venda le cubría completamente esta parte de su cuerpo. Otra venda que estaba limpia, como nueva. Intentó tocar la herida, mientras veía su reflejo en el espejo. No dolía. Y si dolía, eran solo espasmos que habían quedado como recuerdos de la fuerza y rapidez de la bala contra su cuerpo. Después de eso, no quedaba nada más.
Estaba... como nuevo.
Él, su rostro, su cuerpo, sus heridas, su organismo, todo estaba en perfecto estado.
Solo entonces volvió la mirada hacia atrás, a fijarse en los detalles que le rodeaban.
¿Qué día era? ¿Qué hora era? ¿Dónde estaba? ¿De quién era esa habitación? Las cosas que veía y el olor que percibía, podían indicarle que se trataba de la habitación de una mujer. ¿Qué hacía él ahí? ¿Cómo había llegado a parar ahí? ¿Qué había pasado después de que había cerrado los ojos?
¿Qué significaba todo esto?
Entonces, el sonido de la puerta de la habitación lo hizo girarse tan rápido al punto de tambalearse en su sitio. La figura de, efectivamente una mujer, estaba frente a él. Y lo miraba atónita, inmóvil, sorprendida.
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𝑨𝒏𝒕𝒊𝒅𝒐𝒕𝒆 ; 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳
FanfictionBrook Taylor lleva en su sangre el antídoto para salvar a la humanidad de una próxima pandemia que acabaría con la raza humana. Por ese motivo, el gobierno de los Estados Unidos contrata los servicios de Tom Kaulitz y su equipo especializado, quien...