Rachel
Me apresuro hasta él con la cuchilla en la mano.
—No te muevas, esto tiene que ser rápido.
Me mira con los ojos inyectados de recelo, desplazando la vista entre mi cara y la cuchilla de afeitar.
Hago de su regazo mi asiento. Él agarra el borde de la bañera con los dedos tensos.
—Por suerte a los niños les agrada tu ama de llaves —el cabezal de la cuchilla sigue la curva del hueso de la mandíbula descendiendo por la garganta—. De lo contrario no podría quitarte esta cosa agobiante que me raspa la piel.
Me toma de las mejillas del trasero con las palmas abiertas, realizando círculos con los pulgares.
—Mira bien lo que haces —advierte, severo—. No vayas a hacerme un corte que me lleve directo a una hemorragia que acabe conmigo desangrado.
Me alejo para mirarle mal.
—Qué exagerado, y teatral eres.
—Tienes 7 minutos, ¿lo olvidas? —me apresura.
—Cierto —vuelvo a lo mío, raspando el camino donde el vello oscuro está oculto bajo la espuma de afeitar—. Ya casi termino.
—¿En serio?
—No —esbozo una sonrisa ante su cara de mierda—. Pero quería comprobar si el alivio se visualizaba en tus ojos con mis palabras, ya que desconfías de mí para rasurarte la barba. A decir verdad, me resulta bastante insultante.
—Para de cotorrear pendejadas y céntrate.
—¿Nervioso, Coronel? No tiene por qué... ¿O, sí? —elevo una ceja.
—¿Qué insinúas?
—Nada —brillo en inocencia.
Alargo el brazo hacia la toalla que cuelga del toallero pasándola delicadamente por la zona afeitada ya humedecida procurando retirar los restos de espuma, luego vierto loción humectante sin alcohol entre mis manos frotándolas entre sí para aplicarla en la piel de su cara y cuello.
Mientras trabajo se queda quieto, guardando silencio. Me produce cosquillas su tacto en el borde del short de mi pijama que conecta con el resto de mi glúteo desnudo.
—Ya que andas retirando cosas... —hace que siga su mirada—. Deshazte de esto también.
El profundo escote en V de mi blusa le da libertad de exhibir mi pecho con un solo tirón de sus dedos.
—Comes después, cariño —me aparto—. Mamá debe hacerse cargo de sus bebés.
Se lleva la mano a la sien como si estuviera lidiando con una jaqueca demoledora ante mi negativa. No le complace que le diga que no, pero a menudo parece olvidar que sus hijos requieren de una mayor atención que él. No me puede tener desnuda en la cama, recibiéndolo cada que las ganas lo pongan duro.
—Quedaste guapísimo.
No ve venir el pico que le planto en la boca, mucho menos mi huída despavorida.
Voy directo con mis niños luego de cambiar mi pijama por ropa cómoda, se encuentran en su actividad preferida recientemente: gatear.
Miranda se retira de su guardia como niñera a sus verdaderas ocupaciones, parece emocionada de tener niños en la casa. Se porta educada y contenta de ayudarme con ellos. Cualquiera puede obedecer órdenes, pero la disposición genuina y la habilidad de aplacar la desconfianza de una madre primeriza es otro asunto.
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✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯
Фанфикшн«Somos 𝒍𝒂𝒔𝒄𝒊𝒗𝒊𝒂, somos 𝒍𝒖𝒋𝒖𝒓𝒊𝒂 y somos 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐. Somos 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒐𝒔 que no le envidian nada a 𝒍𝒐 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐» - - - - - - - - - - - - -
