✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯

✯ 𝑬𝒔𝒄 𝒆𝒙𝒕: 𝒑𝒓𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒔𝒊𝒏 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒓𝒓𝒐𝒈𝒂𝒏𝒕𝒆...

Rachel

Cubro mi desnudez con las sábanas arrugadas. El cuerpo de Christopher está rígido de tensión debajo de mí. No me aventuro a presionar sus botones para dar con el por qué, ya que el estado de nuestra relación no puede entrar en la categoría de amistad.

—El verano está por terminar —menciono ocultando mi pesar—. No creo que mis padres me dejen visitarte el próximo...

—¿Aceptaste la cita de Stefan Gelcem?

Su voz es gélida. Paso saliva, sopesando mi respuesta con los nervios en punta. 

Mis extremidades se agarrotan, me encojo deseando volverme diminuta. «¿Cómo supo lo de Stefan?»

—Responde, Rachel —dejo ir su brazo  cuando se posiciona de frente para mirarme—. ¿Vas a salir con ese?

Paso el cabello tras mis hombros sin soltar las mantas que me cubren el cuerpo.

—¿Por qué te interesa? —susurro.

El cabello desordenado le cae sobre la frente ceñuda, los músculos tensos resaltan cuando estira el torso con rastros de tinta, apoyado en las palmas sobre la superficie acolchada.

—Porque sí.

—Eso no es una respuesta, Christopher.

—No juegues conmigo ahora, James.

Sus dedos se envuelven entorno a mi cuello, el pulso en mi garganta late contra su palma. Cubro su mano con las mías, buscando alejarme del contacto que le cede el poder. Automáticamente mi posición hace que mi cabeza se incline hacia atrás.

—Si quieres una respuesta, pídela de buena manera.

Se burla.

—No seas estúpida, me contestes o no, lo sabré.

Nota mi pulso elevado.

—Ahora, ¿Vas a responder?

La sábana cae, y el miembro perpetuamente erecto se alza con restos de mi orgasmo.

No me dejo, me subo sobre él, y su polla se encaja entre los labios de mi coño. El contacto pone a prueba mi sensibilidad, pero aguardo.

—¿Para qué quieres saber? —mis pechos se aplastan contra sus pectorales—. ¿Piensas que permitiré que alguien más me folle; que alguien más me folle como tú? —desliza su mano por mis curvas desnudas con los labios entrecerrados—. Lo haces, puedo verlo, y la idea te repugna... Sin embargo, no muestras otra emoción que no sea ira.

—No intentes meterte en mi cabeza —alza la voz—. Solo responde a la maldita pregunta —lanza una arremetida que me hace apretar los dedos de los pies, mi centro se humedece aún más, y la pesadez en mis pechos vuelve haciéndome restregarlos con ímpetu contra sus músculos—. ¿Lo aceptaste, Rachel?

—No —grazno.

El sadismo en sus ojos se disipa.

—¿Por qué?

—¡Porque no quiero a ningún otro, te quiero a tí, idiota! Pero, no sé si tú...

Embiste contra mí con un beso que acaba con cada duda existente en mi cabeza.

Lo siento en mi cuerpo, y en mi alma. Profundo, ardiente, perenne.

Lo quiero como a nadie, pero necesito saber si la magnitud de lo que le provoco es igual.

—No eres mi novio, y yo no soy tu novia, y aún así, no toleras que me relacione con otros hombres... Entonces, quiero palabras, Christopher, pero también acciones. ¿A qué estás dispuesto por mí?