Rachel
Mis tacones resuenan en la madera del puerto Loing; el lugar está catalogado como uno de los sitios más románticos de la ciudad. Hay playas y árboles, y las parejas suelen traer sábanas para sentarse a ver el Támesis iluminado por los grandes edificios.
—De haber sabido que habría arena no hubiese traído tacones tan altos.
Bratt me toma de la mano.
—No te compré un vestido bonito para traerte a la arena—señala el crucero que navega por el río en la conocida ruta romántica.
Nos adentramos en el puerto, en la entrada del barco nos espera el personal elegantemente vestido.
—¡Listo para zarpar! —gritan desde arriba.
Damos un paseo por la cubierta de proa, que está llena de mesas con faroles.
—Ya entiendo todo —le hablo a Bratt decidida a no darle importancia a las distracciones que me abruman la cabeza—. Me trajiste aquí para que podamos hacer una recopilación de la escena de Titanic.
—No, te traje aquí porque supuse que este era el lugar perfecto para que te vieras con ellos —señala frente a nosotros.
La felicidad llega de golpe cuando reconozco a las cuatro personas agrupadas al fondo. Suelto su mano y corro entre sillas y comensales sin creerme lo que estoy viendo. Los ojos se me llenan de lágrimas y no me importa el maquillaje, lo único que quiero es corresponder el abrazo de quien me espera con los brazos abiertos.
Me estrello contra el torso que tanto me abrazó en la niñez dejando que me estreche con fuerza.
—¡Teniente! —me saluda la cálida voz de mi papá. «Le había echado tanto de menos»
Los brazos de mi madre me cubren por detrás, me alejo del torso que sostenía y le rodeo el cuello mientras mis hermanas se unen al momento.
—¿Por qué no me avisaron que vendrían? —abrazo a mis hermanas.
—Bratt quería darte la sorpresa —contesta mi mamá planchando su vestido con las manos y limpiándose las lágrimas.
Vuelvo a abrazarlos. Bratt se une a nosotros saludando a mi padre con un apretón de manos y a mi madre y mis hermanas con un beso en la mejilla. No me creo que estén aquí, vuelvo a abrazar a Emma y a Sam. Las hermanas que adoro.
—Tomemos asiento, por favor—pide mi novio.
Nos sentamos en la mesa con puestos sobrantes, todos están tan elegantes que sobresalen entre todos con el bronceado dorado que tomas al vivir en Arizona.
Papá viste un traje gris sin corbata, nunca parece envejecer, para mí sigue conservando los mismos rasgos año tras año. Aún no tiene canas y se mantiene firme y derecho como cuando era uno de los mejores Generales de la FEMF.
Mi madre y mis hermanas lucen vestidos sueltos con las melenas negras al aire. Sam se puso tacones y luce glamorosa como siempre. Emma no se complicó, trae bailarinas del mismo color que su vestido color uva y no deja de hacerme preguntas. «Es mi consentida».
—Pero qué elegancia la de todos —saluda Luisa desde atrás.
El lugar vuelve a estallar a gritos. Mi madre se levanta a saludarla seguida de mi padre y mis hermanas. Simon los mira incómodo, por lo que mi amiga lo toma de la manga del traje y lo empuja al grupo para que se integre.
Un camarero llega con una bandeja de copas de champaña y las cartas del menú bajo el brazo.
—Invité a Harry, pero el General lo llamó a último momento y tuvo que devolverse a la central —aclara Bratt.
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✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯
Fanfic«Somos 𝒍𝒂𝒔𝒄𝒊𝒗𝒊𝒂, somos 𝒍𝒖𝒋𝒖𝒓𝒊𝒂 y somos 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐. Somos 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒐𝒔 que no le envidian nada a 𝒍𝒐 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐» - - - - - - - - - - - - -
