Escapando de mis demonios. [DISPONIBLE EN FÍSICO POR AMAZON]

🔥CAPITULO 4🔥

SIN EDITAR.

¿QUE PASA SI LES DIGO QUE EL QUE LE SIGUE A ESTO ES LA DESVIRGACION?

Charlotte 13 años…

😍<<{Alexander}>>😍

Llegó a la casa de mi princesa cómo casi todos los días que mi tía me deja aquí, mi tía me recibe con un abrazo como siempre, se que si supiera lo que hago con su hija ya no me abrazaría, pero nada me detendría, no con ella, no con mi princesa.

Alexander: Hola tía.

Tía: Hola pequeño, ¡Charlotte llegó tu primo!

Mi tía me sonríe antes de decirme que se va a la cocina, espero a mi princesa en el borde de la escalera como siempre que vengo, pero quién baja momentos después del grito de mi tía es mi tío, este me mira con enojo antes de irse hacia el mismo lugar por el que mi tía se fue.

¿Qué hice ahora?

Miro con impaciencia las escaleras, diez minutos después mi princesa no baja y empiezo a subir con el ceño fruncido, entró a su habitación notando que está vacía, pero escucho el agua correr, camino hacia allí me resbaló con algo en el suelo y cuando me estabilizó y miro bien noto un líquido blanquecino.

¿Qué mierda?

Entró al baño, encuentro a mi prima llorando debajo de la ducha con la ropa puesta, sus manos están coloradas y algunas zonas irritadas, corro hacia ella apagó el agua y la envuelvo en una toalla antes de levantarla así como esta, con sus rodillas contra su pecho y sus brazos rodeando sus piernas, la llevo conmigo hacia la cama y la seco porque el agua está a tan fría que podría enfermarse.

Su mirada no se posa en mi en ningún momento cuando empiezo a sacarle la ropa y a secarla, le pongo ropa seca mientras sus ojos no abandonan el suelo, sus lágrimas siguen cayendo rompiendo poco a poco mi corazón, estoy comenzando a desesperarme, pero lo que le haya pasado le afecto y no quiero presionarla para que me lo cuente.

Alexander: ¿Estás mejor?

Charlotte: Gracias.

Tía: ¡Niños bajen a merendar su tío compró croissant!

Alexander: ¿Quieres ir? Te gustan los croissant.

Ella niega frenéticamente y toma mi mano, noté sangre saliendo de su palma así que gire su mano para verla bien, pero ella me saca su mano y la esconde detrás de su espalda.

Alexander: Estás lastimada, déjame curarte, tienes que dejar de dibujar tanto, te lastimas las manos.

Los sollozos incrementan audiblemente cuando digo eso y la abrazo contra mi pecho, implorando internamente que me diga que le pasó.

Charlotte: Perdón.

Alexander: ¿Por qué me pides perdón? Son tus manos princesa y sé que te gusta dibujar, pero tienes que cuidarte.

Charlotte: No me lastime con el lápiz.

La aprieto más en mi abrazo cuando llora descontrolada contra mi pecho.

Alexander: ¿Quieres contarme qué te pasó?

Charlotte: No puedo —más y más llanto mientras sus manos se agarran con fuerza de mi remera— no puedo… te lastimara si lo digo.

Alexander: Voy a estar bien princesa, dime, por favor dime qué te pasó, me estás preocupando, confía en mí.

No quiero sacar conclusiones precipitadas sobre el líquido con el que me resbale, pero con el llanto incesante de mi prima, no tengo otra conclusión posible.

Charlotte: Nuestro tío, me amenazó con lastimarte si no lo dejaba tocarme como tú lo haces.

Tardó aproximado quince minutos en terminar de decir esa frase entre los sollozos y el llanto, pero cuando terminó enmudecí y la apreté más contra mi cuerpo.

Charlotte: Él… me obligó a… masturbarlo…

Así que no estaba tan errado sobre aquel líquido.

Sintiendo una fuerte ira recorriendo mis venas beso la frente de mi princesa y salgo de la habitación dispuesto a encontrar a mi tío y lo hago, está solo en el patio trasero mientras fuma, lo empujó y lo golpeó sin que se lo espere haciendo que se ría.

Tío: La mocosa ya te contó todo ¿Verdad? Pensé que tardaría más.

Alexander: Le dire a sus padres lo que le hiciste.

Tío: Hazlo y yo diré lo que ambos hacen ¿A quien crees que le creerá toda la familia? ¿Al que les da dinero o al mocoso que se la pasa día y noche con la mocosa?

Hijo de puta, no me molesta que diga lo que hago con mi princesa, me molesta porque sé que dirá que la forse y yo no hice eso, él lo hizo.

Alexander: No vuelvas a acercarte a ella otra vez, ella es mía, acércate y no respondo.

Tío: ¿Y qué vas a hacer? ¿Matarme?

Se ríe, pero yo solo lo miro.

Lo haré, si vuelve a acercarse a medio metro de mi princesa le clavaré un sacacorchos en el pecho.

No fingiré y diré que esos pensamientos son nuevos y atemorizantes, por qué no es así, los tengo desde los diez años y lo único que los calma es mi princesa, con ella en el estado que está esos pensamientos solo aumentan y las ganas de matar al ser repugnante frente a mi igual.

Alexander: Ten por seguro que si te acercas a mi princesa otra vez te mataré y nadie encontrará tu cuerpo —me acerco a él— tengo catorce años tío, pero soy lo bastante curioso como para a esta edad saber muchas formas en las que te podría desaparecer.

Tia: Pequeño ¿Y Charlotte? Ella nunca se pierde los croissant.

Me giro con una sonrisa amable en el rostro y miro a mi tía.

Alexander: ¿Podemos comerlas en la habitación? Char está terminando su dibujo y no quiero interrumpirla.

Ella me sonríe enternecida, le gusta que su hija dibuje y mi princesa lo hace hermosamente.

Tía: Por supuesto pequeño, ven que te doy un plato para que te lleves.

Alexander: ¿Y chocolatada en cajita?

Ella se ríe mientras la sigo hacia la cocina.

Tía: Esa niña ya te contagió.

No le digo que no me gusta la chocolatada, tomo ambas cajitas porque ambas son para mí princesa.

Alexander: Gracias tía.

Le doy una última mirada a mi tío y subo las escaleras dispuesto a dar todo de mí para ayudar a mi princesa a sentirse un poco mejor.