Escapando de mis demonios. [DISPONIBLE EN FÍSICO POR AMAZON]

🔥CAPITULO 32🔥

SIN EDITAR.
Foto de personajes en la sección personajes.

😈<<{Charlotte}>>😈

Me bajan del avión después de largas horas de viaje, no sé dónde estoy y no me preocupo mucho tampoco, se que podría escaparme si quisiera, solo tengo que encontrar el momento indicado donde no haya tanta gente porque esto de escapar teniendo que matar a más de diez es cansado.

Charlotte: Puedo caminar ¿sabías?

Stefan: Lo sé.

El hombre bestia se ríe y yo levanto mi cabeza de la espalda del tatuado para verlo.

Charlotte: ¿De que te ríes bestia?

Joshua: Claro que de ti salvaje, te ves muy graciosa pensando que mi amigo te bajará de su hombro en algún momento.

Entrecierro los ojos mirándolo con ganas de matarlo, pero él solo se ríe de mí, otra vez.

Es detestable.

Dios sí lo es.

Pero es más detestable la estúpida que fue a presumir el anillo de Alex.

No me hables de ella, de ninguno de ellos.

Joshua: ¿Aparte de salvaje eres loca? —lo miro con dagas en los ojos— estás bufando y rodandole los ojos al aire.

Me suben a una camioneta como la que me subieron antes de subirme al avión, tengo un hombre de seguridad a cada lado de mi cuerpo y ellos dos frente a mí, ignoro lo que el hombre bestia me estaba diciendo y giro mi cabeza para mirar por la ventanilla.

Joshua: Te hablé —sigo ignorando— salvaje —sigo mirando la ventanilla fingiendo interés como si al otro lado del vidrio estuviera Walt Disney World— ¡Deja de ignorarme!

Gruñe y toma mi rostro con una sola mano girandolo hacia él haciéndome levantar del asiento cuando me hace ir más allá, ninguno nota que estoy levantada cuando la camioneta se mueve hacia abajo levemente antes de subir al haber pisado un bache, solo lo notan cuando ven que termine arrodillada entre las piernas de ambos con una mano firmemente apretada en su muslo a un lado de sus entrepiernas.

Genial lo que me faltaba.

No te faltaban muslos firmes y pollas grandes hasta donde recuerdo.

¡Estúpida! Lo decía por la situación.

Stefan: Klein si quieres tocar nuestras pollas no era necesario fingir que te caes, gustosos te dejamos hacerlo sin tanto show.

El hombre bestia mira a su amigo como si fuera un extraño, pero vuelve su mirada a mi cuando intento sacar las manos con el rostro ardiendo de vergüenza.

Hombre: ¡Bache!

No jodas.

Antes de que pueda sujetarme de cualquier cosa para no terminar de caer por completo dos manos fuertes jalan de mis brazos tirándome sobre dos pechos fuertes.

Aprovechados.

No puedo quejarme, siente esos músculos.

¡Fénix!

Joshua: Tienes unas manos muy curiosas.

Mi rostro se vuelve a calentar, intento separar mis manos de sus tonificados pechos, pero ambos ponen una de sus manos en mis caderas helandome por la electricidad que me recorre.

Carraspeo para intentar borrar la intensidad que nos envuelve.

Charlotte: Deberías arreglar tus calles, no habla bien de ti.

Ambos se ríen y me sueltan para que pueda volver a sentarme en mi lugar otra vez.

Stefan: Las están arreglando.

Joshua: Le pidió al conductor que pase por todos los baches.

Charlotte: ¿Están tan faltos de atención que necesitan pasar por baches para que una mujer se tire a tus pies?

Eso hace que ambos se queden callados mirándome con el ceño fruncido, al menos sirvió para mantenerlos en silencio, miro al hombre a mi lado el cual no me mira ni de reojo.

Charlotte: ¿Te molesta si me duermo?

Hombre: Por supuesto que no señorita.

Ni siquiera me miró al responder, pero yo tampoco le dije exactamente dónde iba a dormir así que lo encuentro justo.

Le sonrío a los hombres frente a mí antes de empezar a acostar mi cabeza sobre las piernas del hombre y subir mis piernas sobre las del otro hombre, ambos se sobresaltan y contienen el aire, pero ignoro eso y cierro los ojos.

¿Será requisito de la mafia tener buenas piernas?

Ya no te escucharé.

Pasa un buen tiempo antes que la camioneta estacione, sigo haciéndome la dormida incluso cuando siento que me levantan al estilo princesa o cuando me acuestan en algo tan suave como una pluma.

Stefan: Qué cosita más hermosa eres —siento un dedo tocando mi nariz delicadamente y tengo que contenerme para no fruncir el ceño y que se enteren que sigo despierta— si sigues provocándome me dejaras sin hombres.

Escucho pasos acercarse a nosotros y siento que la cama se hunde a mi lado.

Joshua: Ya los mate.

Stefan: ¿Pudiste encontrar su información?

Joshua: Casi nada, tiene veintiséis años, nació en Inglaterra y nunca se mudó de allí.

Casi sonrío escuchando como narran la información que yo misma puse en mi expediente cuando aprendí a hackear con las chicas.

Stefan: ¿Ya? ¿Eso es todo lo que encontraste? No puede ser lo único que hay sobre ella, ¿Tuvo pareja? ¿Tipo de sangre? ¿Cuánto calza? Quiero saber todo de ella.

Joshua: Cállate idiota, la vas a despertar —una mano acaricia mi cabello casi haciéndome ronronear por lo bien que se siente— intentaré tirar de algunos hilos, pero si estás tan apurado por la información puedes contratar a red.

Carajo no, no pueden contratar a las chicas, ellas seguramente saben que estoy aquí y no dudarán en darles mi información solo para divertirse un poco.

En estos momentos odio que nuestro grupo sea tan reconocido.

Stefan: Síganos hablando de esto en la oficina, no quiero que se despierte.

Joshua: Se ve tierna.

Ambos se levantan de la cama, puedo sentir sus miradas quemarme el rostro por lo que me doy vuelta presionando mi rostro contra la almohada, flexionó una de mis piernas cómo hago siempre que duermo y me quedo completamente quieta mientras espero que se vayan para poder escapar.

Joshua: Qué buen trasero.

Pendejo.

Stefan: Del tamaño perfecto para marcar mis manos en el.

Dios si no se van se darán cuenta de que sus palabras están generando una humedad en mi entrepierna.

Casi salto de felicidad cuando escucho pasos, pero antes de que la euforia abarque todo mi cuerpo siento algo metálico envolver mi tobillo, los pasos se alejan y la puerta se cierra detrás de ellos.

Abro mis ojos lentamente y veo mi pie, la esposa brilla en todo su esplendor.

¿Cuándo es mi día de la suerte?