59. Lucrecio

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Empuje su silla de ruedas hasta la puerta del hospital, aunque ella decía que podía ella sola me intente asegurar de que todo estaba bien y que hiciese el mínimo esfuerzo.

Después de casi un mes de recuperación en el hospital llegó el momento de irse a casa.

Los médicos decían que todo iba bien, que el corazón funcionaba bien y que había bajas probabilidades de tener un rechazo del órgano, todos tranquilos. Durante el mes se la veía más enérgica y más feliz, también estaba ansiosa porque iba a cumplir 17 años y quería hacerme una super fiesta sorpresa, pero no la dejé planearlo hasta que estuviera recuperada del todo.

Se levantó de la silla y estiró las piernas un poco. Miró a los lados con la boca abierta, las gafas de sol y el ceño fruncido como solía hacer siempre. Me miró y sonrió.

- ¿Alguna vez te han contado que el combustible de nuestro cuerpo es la glucosa? - elevé una ceja

- ¿Y eso a qué viene ahora? - sonreí

- A que hay otro tipo de combustibles - dijo y me quedé extrañado - como la gasolina y esas cosas

Justo cuando iba a hablar llegaron Tina, Beau y Paul con las bolsas de ropa de Trisha para meterlas en el coche, y un rato después apareció su abuela con todos los regalos que le habían hecho en el hospital.

Ayudé a cargar las cosas y más tarde nos metimos en el coche para ir a nuestro barrio.

El trayecto en coche se me hizo eterno, estaba deseando llegar a casa de Trisha y poder estar con ella a solas en su habitación como solíamos hacer y luego ir a comer pizza, las costumbres del pasado.

Llegamos a nuestras respectivas casas y vi un polo blanco aparcado en frente de casa de Trisha con un lazo gigante rojo.

Elevé una ceja y le toqué el hombro a Trisha que se había quedado dormida en el trayecto.

- ¿Eres Calum? - dijo aún con los ojos cerrados

- ¿De quién es ese coche? - le dije

Abrió los ojos corriendo y me miró sonriendo.

- ¿Te acuerdas de lo que te dije del combustible? - asentí - pues me refería a que tendrás que pasarte toda tu vida pagando combustible para que ese trasto arranque

Abrí mucho la boca y vi como toda su familia me miraba sonriente.

- ¿Me has comprado un coche?

- Bueno, por hacerme esperar tanto por el corazón me dieron una subvención y qué mejor manera de gastármela que en mi chico - sonrió - feliz cumpleaños mi amor - me dio un pequeño beso en los labios

- Pero...es que estoy alucinando de verdad - me froté la cabeza

¿Qué chica le compra a su novio un coche por su cumpleaños con una subvención en vez de gastárselo en ropa?

A veces me sorprendía lo mucho que me quería Trisha y lo mucho que se esforzaba por hacerme feliz.

- ¿Te gusta? - sonrió

- Me encanta - la abracé - muchas gracias

- De nada bebé - dijo y acompañó sus palabras con una sonrisa

***

- Procura no estamparnos, por favor - dijo Stella

- Está aprendiendo a conducir, es un riesgo que tenemos que aceptar - se rió Luke

- Y mientras tanto me sigo preguntando qué hacéis en mi coche - dije y miré hacia ellos que estaban sentados en la parte de atrás del coche

- Porque no es solo tu coche, también es de Trisha, custodia compartida - dijo Stella

- Yo quiero presenciar cómo te multan por no tener carnet - elevé las cejas mirando a Luke

- Pues te vas a tragar tus palabras

Trisha apoyó su mano sobre mi muslo y lo apretó suavemente.

Una especie de electricidad recorrió mi cuerpo.

La miré y me guiñó un ojo.

¿Qué estaba pretendiendo?

Arranqué el coche y cada vez la mano de Trisha estaba mas cerca de mi miembro viril.

Miré por el espejo que tenía justo al lado a Stella y a Luke que estaban ambos con sus respectivos teléfonos móviles.

Me daba vergüenza que vieran que me estaba poniendo ¿caliente?, me habían visto en todas las situaciones pero prefería reservar esa para Trisha.

Su mano se introdujo en mi pantalón, por la cinturilla de este y me mordí el labio.

La miré y me sonrió seductora.

Tenía ganas de parar el coche y echar a estos dos para poder estar a solas con ella, pero simplemente no podía.

- Trisha tiene su mano en la banana de Calum - dijo Stella - vas aprendiendo Baby Trish

Automáticamente saco su mano de mi pantalón sonrojada y agachó la cabeza.

Hijos de puta.

***

- Ahora que ya hemos vivido bastantes experiencias por hoy - miré a Luke y a Stella - creo que es hora de que salgáis de mi coche de una puta vez

- Nuestro coche - dijo Trisha y la miré sonriente

- Habéis perdido dos diamantes por estar contando piedras - dijo Stella mientras había la puerta trasera - esta noche te llamo Trish, vamos Lucrecio de la rosa

Ambos salieron del coche y cuando iba a arrancar de nuevo Stella tocó en la ventana y bajé la ventanilla.

- ¿Qué? - Trisha sonrió y yo apreté su mano

- Usad condón

Y antes de que acabara la frase ya había arrancado el coche para irnos a cualquier sitio, no muy lejos de nuestro barrio, donde se pudieran hacer tatuajes.

Sí, un tatuaje.

***

Nos pusieron a ambos crema en nuestros cubos de palomitas dibujados en nuestras muñecas junto a un papel de plástico.

Me costó un pellizco de lo que había ganado con los conciertos que habíamos dado, pero todo era soportable por ella.

Conduje hasta su casa feliz de poder tenerla en mi vida con la seguridad de que iba a ser mía para siempre.

- Te quiero - dijo - me alegro de haberte conocido

- Y yo a ti nena - se sonrojó

- Suenas ridículo cuando me llamas nena - elevé una ceja - pero me encanta - sonreí - buenas noches Calumcito

Y en ese momento se dio la vuelta y se desplomó, junto a mi mundo.

Easily Hide. (5SOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora