"When I'm with you, hell feels like heaven"
Sobrevivir a un apocalipsis ya es difícil sin tener que preocuparse de romances adolescentes, pero, ¡oh sorpresa! Ariadne Jones se enamoró de Carl Grimes.
Ahora tiene que sobrevivir el fin del mundo y al b...
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*he alterado un poco los tiempos del capítulo original para que encajen en la trama del ff*
—¡Basta de arriesgar nuestras vidas por una niña que ya murió!—gritó Shane—¡Basta de vivir cerca de un granero con cosas intentando matarnos, basta!
Hershel estaba en shock después de la impulsiva acción de Shane, Carol estaba devastada por las palabras del policía y Lori y mi mamá nos cubrían la vista de aquel espectáculo.
—¡Rick, las cosas ya no son como antes!—seguía gritando Shane, a pesar que ya no lo escuchara, pues estaba en el piso, cubriéndome los oídos para bloquear cualquier sonido.
Mi mamá me abrazaba fuertemente y mi papá intentaba calmar a todos, sin embargo sus intentos no daban frutos, ya que todos estaban en su propio mundo, lidiando con lo sucedido de manera diferente.
Las palabras de Shane se escuchaban distantes, apenas podía distinguir lo que intentaba decir.
Tampoco es que quisiera hacerlo, solo quería eliminar ese momento de mi memoria, olvidar y fingir que todo estaba bien. Quería seguir con la ilusión que íbamos a encontrar a Sophia y que nos íbamos a poder quedar en la granja.
Pronto los gritos de Rick se unieron y caminantes empezaron a salir del granero. Uno a uno salieron y uno a uno cayeron, muertos nuevamente.
No tuve el valor de ver lo que pasaba, hasta ese momento había estado abrazada por mi madre, sus brazos protegiéndome de cualquier cosa que sucediera, no tanto físicamente, pues los caminantes estaban a una distancia relativamente segura, pero mentalmente. Si había un momento en donde mi madre quizo proteger la inocencia que me quedaba, era ese.
El grito devastador de Carol fue lo que me hizo regresar a la realidad.
Sophia
Rick fue el que atravesó la bala en la cabeza de Sophia.
El grupo estaba devastado, pero las responsabilidades y deberes tenían que ser atendidos, por lo tanto no tuvieron mucho tiempo de procesarlo.
Ni hablar de Carol, la mujer había perdido a su hija, apenas tenía fuerzas para levantarse y no paraba de lamentarse. Sentarme a llorar me hacía sentir egoísta, ¿quien era yo para estar triste? Sophia no era mi hija, prima, hermana, o alguien muy importante para mi. Simplemente era una amiga.
El hecho de que Hershel nos echaría de la granja no ayudaba, aunque esa era la última de mis preocupaciones.
Lo único que quería en ese momento era olvidar. Quería fingir que no había sucedido, o al menos enterrarlo al fondo de mis recuerdos y solo recordarlo cada que alguien lo mencionara, lo cual probablemente nunca pasaría.