"When I'm with you, hell feels like heaven"
Sobrevivir a un apocalipsis ya es difícil sin tener que preocuparse de romances adolescentes, pero, ¡oh sorpresa! Ariadne Jones se enamoró de Carl Grimes.
Ahora tiene que sobrevivir el fin del mundo y al b...
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El silencio reinaba en la carpa donde estábamos. Mi padre había salido a buscar a Randall, el muchacho al cual habían querido matar unos días antes, y mi madre decidió acompañarlo, por lo que me encontraba con mi hermana.
Nunca tuve la intención de saber el nombre del chico, lo último que quería era involucrarme con él, pues ya sabía su destino y hasta ese momento había intentado no pensar en ello.
Aquello era algo que había estado haciendo bastante, se había vuelto una nueva costumbre ignorar mis problemas. No estaba olvidando a Sophia o Dale, simplemente intentaba no pensar mucho en ellos, de esa manera era más fácil no ponerme triste por su muerte. Claro, era algo difícil no pensar en ellos cuando no tenía nada que hacer, especialmente considerando que antes que fallecieran, ambos eran mi fuente de entretenimiento.
Últimamente estaba pasando más tiempo con Laura y mi hermana, Dani finalmente estaba mejorando y cada vez tenía ganas para hacer más cosas. Laura fue una de las más afectadas por la muerte de Dale, pero aún así hacía el esfuerzo de jugar con Carl y conmigo.
El hecho de que Daniela estuviera mejorando, no significaba que no estaba triste; aún extrañaba a Glenn y seguía impactada por los sucesos en los anteriores campamentos, sin embargo, estaba saliendo adelante y ya podía hacer las actividades que solía realizar, por ejemplo: ayudaba a Carol a cocinar, hacia guardia nuevamente (remplazando los horarios de Dale) e incluso, de vez en cuando, salía a cazar con Daryl.
La recuperación de mi hermana no podría haber sucedido en mejor momento, pues no había vuelto a interactuar con Nick, Maggie, Hershel, Beth, o cualquiera de Los Greene desde la muerte de Sophia, es decir desde hace una o dos semanas. Ya no estaba muy pendiente de los tiempos, sabía que era octubre...¿o noviembre? Bueno, sabía que era el año 2010 y que pronto sería 2011, pero los días específicos habían dejado de ser contados hace meses, cuando todo recién inició.
Quizás Beth sabía, pues me habían contado que la adolescente tenía un diario donde escribía todos los días, sin embargo, gracias a la falta de interacciones que tenía con la rubia, no había tenido la oportunidad de preguntarle.
Me levanté del colchón donde dormía y busqué entre mis cosas el viejo diario que tenía con Sophia, pues la mención del libro de Beth me había hecho acordar a ella. Después de buscar y desordenar mis cosas, lo encontré al fondo de mi mochila, guardado como si hubiera estado esperando volver a ser recogido. El diario estaba sucio, cubierto en polvo debido a la cantidad de tiempo que había estado guardado, y el lápiz que habíamos usado para escribir en el le faltaba la punta, probablemente roto al huir de los caminantes.
Lo observé durante unos segundos, debatiendo en si debía abrirlo o no. Sabía que si lo hacía, ya no habría marcha atrás; finalmente afrontaría la muerte de Sophia e ignorarla se volvería más difícil, sin embargo, quería hacerlo. Quería recordar a mi amiga, solo no quería lo que venía con recordarla, tristeza y lágrimas.
