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Sí, sé lo que debes estar pensando, que me estoy volviendo más patético y que debería considerar seriamente en darle un reinicio total a mi vida para ver si, de por casualidad, todavía tengo salvación.

No puedo negar que estoy perdido, quizá demasiado perdido, más que un niño en Nunca Jamás o que Connie a los nueve años durante ese viaje escolar al zoológico donde acabó durmiendo con los monos. La pateticidad se ha convertido en mi sello personal de tanta lástima que desprendo, me gustaría al menos poderle sacar un provecho más allá de auto-compadecerme, pero eso ya es exigir mucho en especial para un chico larguirucho cuyo mayor logro es haberse desecho de los kilos extra que predominaron en la niñez.

Siempre he sido un completo inútil y antes de que pienses en defenderme con negativas al respecto, enumerando mis virtudes como si te faltaran dedos para hacerlo, seamos honestos el uno con el otro y específicos en el tema, lo suficiente como para no tenernos que ir por la tangente a pintarme un lado positivo inexistente.

No sirvo para una mierda, lo cual es un hecho tan palpable como el lápiz en mi mano o la mochila a mi costado. Me esfuerzo por ser el mejor y fallo, me esfuerzo por ser el peor, fallo, parece que no fui diseñado para destacar sino para ser el segundón o hasta el tercero en absolutamente todo. Intenté aprobar esta mañana en mi examen de matemáticas y no sólo fracasé sino que fui humillado delante de toda la clase cuando el profesor se le ocurrió decir ante todos ''nos veremos en reparación Kirstein'' como si de esa manera ganara buena reputación, o un premio a la mejor acotación. Es un imbécil, y lo gracioso es que no sabe que lo es.

Pero más allá de tirarle la culpa a un viejo con más arrugas que cabello me tome la libertad de examinar mi propia vida y cada área que la rodea, no sólo en lo académico sino en lo general, dándome cuenta —o más bien, recordándome a mi mismo— el tremendo perdedor que soy y que por un tiempo casi me convenzo que nunca existió. A veces en serio peco de inocente al olvidar que la palabra inservible la tengo plasmada hasta en mi acta de nacimiento, para que así todo el que me conozca tenga la fortuna de conocer, de antemano, a lo que se está enfrentando.

¿Será por eso que nunca tuve novia? No, fue más por una mezcla de factores, pero sí le puedo dar gracias a mi inutilidad por impedirme destacar, de este modo paso desapercibido a donde sea que vaya, actuando como un ente invisible que sólo toma relevancia cuando se involucra en un chisme o se le ve seguido en la escuela con Connie.

La verdad agradezco ser invisible pues me salva de la bruma, de ser un tema de conversación, de que la gente me tenga en cuenta más de lo que me gustaría, porque temo ser obvio, un obvio fracaso, un obvio llorón, y si nadie se toma la molestia de fijarse en mi entonces significa que puedo hacer lo que me plazca y a nadie le va a importar, porque ¿quién se preocuparía por un ser invisible que nunca ha velado por alguien más que por sí mismo?

Alto, sé lo que dirás, no necesito de tus reprimendas y tu ''eres más altruista de lo que crees'' cuando los únicos con quienes me molesté en mostrar un mínimo de empatia fue contigo, Connie y Sasha, y tampoco eres el más adecuado para decirme que no soy invisible cuando fue por causa tuya que todos conocieron mi nombre en la ciudad, el nombre de aquel muchacho que te sostuvo entre sus brazos entre gritos desesperados que clamaron por auxilio.

Pareciera que te guardo rencor pero no, sólo es que sigo aprendiendo a lidiar con tu ausencia.

No entiendo que pasa conmigo, me gustaría tirarte la culpa pero no estaría siendo del todo honesto. Te extraño y aun me dueles, sin embargo ya me acostumbré a tu ausencia y mentiría si dijese que si volvieras ahora te esperaría con los brazos abiertos o que volvería a ser el Jean de antes, pues no es así, nunca volveré a ser quien fui antes y la razón de ello es que, quien fui antes, es alguien que nunca fui, alguien que ahora desconozco.

Voces que fabrican sueños ¦ Jearmin ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora