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Gritos por aquí, gritos por allá, era desesperante ver a los profesores dando todo de sí para que sus alumnos colaboraran un poco con ellos cuando se suponía era la hora del almuerzo, es decir, momento donde lo menos que querían era tener que verles la cara al grupo de viejos verdes que les daban clase.

No obstante pronto la resignación les llegó a todos, sentándose en cada una de las mesas disponibles mientras el profesor de artes le arrebataba de las manos el megáfono a la profesora de educación física.

—¡Todos los alumnos de último año! —eso le incluía a Jean—. ¡Tendremos una reunión importante después de clases para hablar de nuestro próximo viaje a la capital, es de suma importancia que todos asistan a excepción de aquellos cuyos padres aun no han dado autorización! ¡No se les olvide!

Jean aprovechó que el tema de conversación estuviera puesto sobre la mesa para enfocar a Armin.

—¿Tus padres te han dado permiso?

Armin abrió la boca, dispuesto a responder para cuando recordó que estaban en plena cafetería y sus labios terminaron por cerrarse de forma abrupta y nerviosa.

—''Mi mamá sí.'' —contestó, haciéndole caer en cuenta a Jean de donde estaban. Había olvidado que Armin no le gustaba hablar con gente a su alrededor—. ''Ya firmó así que no hay marcha atrás. ¿Y tu mamá?''

—También, de hecho entregué mi permiso esta mañana.

Estaba tan ansioso que para Armin fue contagioso. Le sonrió con diversión.

—''Estás muy emocionado por el viaje.''

—Lo estoy —aseguró Jean asintiendo con la cabeza—. Amo los museos y como ves en la ciudad no hay, debo sacarle mucho provecho a este viaje, ya hasta convencí a mi madre de que me diera su cámara con tal de guardar hasta el más mínimo detalle.

—¿De qué hablan?

Connie se sentó frente a ellos en el comedor, dejando la bolsa con su desayuno a un costado. No parecía realmente interesado, pero aun así Jean se tomó la molestia de responder.

—Sobre el viaje, justo le comentaba a Armin sobre los museos a los que iremos.

—Que aburrido, yo la verdad estoy más interesado por probar la comida de allá.

—Que poco provecho le sacas —opinó Jean con una mueca—. Es la misma, es un viaje otra ciudad, no a otro país.

—Cada quien decide como disfrutar su vida.

Cuándo un par de risas cantarinas le pasaron por un lado, Jean alzó la mirada y se percató de como Hitch saludaba a Armin antes de abandonar junto a sus amigas la cafetería escolar. Un sentimiento desagradable ocupó su estómago, junto a cierta incertidumbre de la que esperaba Armin le sacara pronto.

—¿Qué tal las cosas con Hitch? —le cuestionó, dejándolo aturdido por unos segundos.

Quizá se precipitó en interrogarlo, pero necesitaba sacarse de dudas y con Connie delante difícilmente Armin iba a mentirle. Aun así Armin tardó en reaccionar, frunciendo el ceño con mucha confusión y clavando la vista sobre él en busca de algún código oculto.

—''Bien'' —Respondió con un deje de duda—. ''Es mi amiga, no sé cómo se supone que deban estar las cosas entre ella y yo.''

—¿Sólo amigos?

—''Si hay algo en particular que necesites saber al respecto creo que te sería más fácil preguntarlo directamente.''

Jean casi se atragantó, por suerte Connie no estaba prestando atención y por ende no vio las señas de Armin.

Voces que fabrican sueños ¦ Jearmin ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora