#15

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—Jean ¿Me estás escuchando?

Ni siquiera respondió con tal de aparentar amabilidad, fingiendo estar muy entretenido observando las refinadas esculturas del museo que para ese entonces visitaban como para prestarle a Mikasa la atención que le exigía.

De todas maneras no tenía una razón real para escucharla, el profesor les estaba contando acerca del arte barroco, dándoles detalles exclusivos de sus arduas investigaciones, y Mikasa lo único que conseguía era distraerlo así como exasperarlo al hablarle de cosas sin importancia y que sólo servían para confirmar para sus adentros que bajo ninguna circunstancia saldría con esa chica. Por muy hermosa que pudiera ser su sed de atención era desgastante.

Jean miró de refilón al otro extremo del grupo, donde Armin se encontraba mirando distraídamente un cuadro al azar ajeno a las explicaciones del profesor y los cuchicheos que sus compañeros. No habían hablado desde su discusión, por lo que aunque deseaba apartarse de Mikasa e ir con él sabía que lo único que obtendría era una cachetada y la fría indiferencia de un muchacho muy orgulloso. Todo era demasiado incomodo para ser verdad.

¿En qué carajo estaba pensando?

En un principio la idea de aceptar la petición de Mikasa no pareció tan mala, sin embargo tenía que reconocer que sólo accedió a pasar el rato con ella porque en parte deseaba que Armin estuviera celoso, así como también quería ester con alguien que no lo conociera lo suficiente como para darse cuenta de si estaba mal emocionalmente o no. Mikasa claro que no se dio cuenta del conflicto interno de Jean, pero en consecuencia lo único que hizo fue parlotear babosadas (a criterio de Jean) y hacerle estresarse más y más hasta que la culpa fue incontenible.

Debió imaginarlo, no tenían puntos en común, una ausencia total de química... Mikasa hablaba y hablaba, y Jean no daba más que respuestas demasiado cortas y vagas como para siquiera recordarlas. Luego los profesores les indicaron para reunirse todos juntos e irse al museo, y aunque Jean trató de volver con Connie para al menos pedir un consejo a medias, Mikasa se le adelantó y se plantó a su lado, indispuesta a aceptar que Jean no quería ya verla ni en pintura.

—Estás siendo bastante aburrido —dijo entonces ella, haciendo un puchero con los labios—. Pero está bien, seguro es porque tienes hambre.

Jean de nuevo no contestó.

—No importa, dejame te sigo contando. —Mikasa se echó el cabello hacia atrás—. ¿Por donde iba? Ah, sí, suelo viajar muy seguido y de hecho el verano pasado me quedé en esta ciudad, sabrás que la estadía fue estupenda porque mi familia tiene una casa muy acogedora en el centro. Tuve un novio incluso, pero le tuve que cortar, obvio ya que...

Mientras Mikasa hablaba Jean percibió como Hitch se les acercaba con cautela y un semblante confuso que no pudo pasar por alto. Todo en el interior de Jean se removió con incomodidad, lidiar con Mikasa ya era desgastante como para pensar en la muchacha con la que el chico que tal vez le gusta se ha acostado.

—Disculpen mis amores —interrumpiendo a Mikasa, Hitch se plantó frente a Jean—. Necesito hablar contigo, pero será rápido no te preocupes.

Eso podría haber significado cualquier cosa, hablar acerca de la escuela y los estudios, acerca del viaje, acerca de sus amistades en común, acerca de Armin... Un sinfín de posibilidades que no dejaban a Jean tranquilo. La presencia de Hitch lo estaba alterando aunque por fuera quisiera mantenerse tranquilo. Sus manos sudaban y su corazón palpitaba con fuerza, pero como de costumbre Mikasa no se daba cuenta (más bien, se encontraba muy ofendida por la interrupción como para pensar en algo más) y Hitch al no ser cercana ni estar al tanto de su vida no sospechaba respecto a lo que pudiera tener a Jean con la cabeza en otro lado.

Voces que fabrican sueños ¦ Jearmin ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora