#22

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Ni Jean ni Armin son del tipo ''enamorados del amor'', se rigen bajo un concepto distinto de enamoramiento que tiende a relacionarse más con una amistad muy fuerte que con el tradicional amor desbordante y con locura que se caracteriza más por la pasión y efusividad que por la paz y estabilidad. Ambos saben que pueden amar con gran intensidad, pero simplemente no se veían a sí mismos como galanes de película hollywood que rescatan y se casan con la chica que conocieron en menos de tres días.

Nunca han sido ese tipo de personas, pero eso no quiere decir que no sientan profundamente, por el contrario, sienten con mayor honestidad. Siempre fue y siempre será de ese modo. Es por ello que se siente tan lindo, tan ligero, tan mágico y especial.

A medida que la clase de historia avanzaba las miradas de Jean y Armin no pararon de encontrarse entre sí, había un acuerdo de confidencialidad mutua para nada discreto en ello, ahogando risas inocentes y pequeñas contra el dorso de sus manos. Quizá Connie y Hitch lo notaban, quizá por el contrario ignoraban eso porque era mucho más importante anotar los puntos más relevantes de la clase para el próximo examen. No importaba mucho para Jean y Armin si estaban siendo evidentes o no, les gustaba haber recuperado parte de su relación.

En el receso se sentaron junto en el patio escolar. Jean comenzó a rebuscar en el interior de su mochila para desconcierto de Armin, cuyo ceño fruncido se desvaneció en cuanto Jean le extendió una bolsa de maníes de chocolate del tamaño de su mano.

—Como sé que te encantan te las he comprado esta mañana —confesó sonriente, con una mirada que se enganchaba en Armin sin ningún pudor.

Le devolvió el gesto.

—''¿no debería yo de haberte traído algo también?''

—Para nada, ha sido un regalo porque me gusta consentirte.

—''¿puedo ir hoy a tu casa?''

—¡Claro! —Jean bajó el tono al ver que se entusiasmó de más, con semblante apenado—. Lo siento es que en serio extraño que pasemos tiempo tú y yo. Hay muchas cosas que podemos hacer... ¿Qué tal maratón de Naruto Shippuden? Podríamos hacer postres, descargué varias recetas en mi teléfono que podríamos intentar, incluso estuve investigando y si terminamos todas nuestras tareas pendientes quizá podamos...-

—''Aunque me gusta escucharte, si no mal recuerdo me contaste que Connie está enojado contigo, y lo siento pero no puedo salir contigo si primero no arreglas eso.''

Jean torció los labios en un ligero pero notorio mohín. Recapitulando, bastó con volver a hablar con Armin para que esa misma noche se trasnocharan poniéndose al día con todos y cada uno de los últimos eventos en la vida del otro (con pequeñas excepciones) y por ende, Armin estaba al tanto de la situación entre Connie y Jean.

No era un problema grave, pero sí uno que Jean sin insistencia de por medio muy difícilmente resolvería. Tenía que ser hombre y enfrentar las cosas con Connie, pero sólo pensarlo le ponía más ansioso de lo habitual, con un nudo en el estómago que se acentuaba más y más.

—Intentaré hablar con él más tarde —contestó sacando su refrigerio de su mochila—. Por cierto, preparé sandwiches.

—''Dejame adivinar. Pan con mantequilla, jamón y queso.''

—Sí, pero para ambos, tómalo como una especie de cita romántica con cena gourmet.

La risa de Armin le hizo ver que su broma estuvo bien recibida.

—''No sé si pueda considerarse cita romántica a estar tirados en la tierra comiendo pan frío."

—No tienes buen gusto entonces.

Voces que fabrican sueños ¦ Jearmin ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora