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Carlos despertó por la luz que se colaba entre las cortinas, frotó sus ojos y se sentó con cuidado en la cama para estirarse, al hacerlo notó el pequeño cuerpo que se encontraba a su lado, los cabellos castaños de la pequeña le cubrían la carita y sus bracitos rodeaban una almohada, asumió que la Elara había llegado ahí en algún punto de la noche y sonrió mirándola.

Le acomodó el cabello detrás de la oreja y besó su mejilla para despertarla.

La chiquilla respondió con un suave gruñido y repitió la acción de su padre al despertar, luego de sentarse miró a Carlos con una sonrisa y se paró sobre la cama para abrazarlo por el cuello.

Él también la rodeó con sus brazos y le llenó la cara de besos.

"Buenos días princesa"

"Buenos días papi"

La pequeña tenía 6 años y era idéntica a su padre, tenía los mismos ojos avellana y facciones marcadas, claro que en ella eran más delicadas y pequeñas, su cabello tenía ligeros rizos y le llegaba hasta los codos y era un cafe un tanto peculiar. Tenía largas pestañas y ligeras pecas en la cara.

"¿Qué quieres desayunar hoy Ela?"

Carlos se levantó tomando a la pequeña en brazos y se dirigió a la cocina

"Mmmm ¡pan francés! ¡Con fresas y miel!", la pequeña dijo mientras su padre la sentaba sobre la isla de la cocina.

"¿Bien, y qué te parece una leche de chocolate?", Carlos encendió la cafetera y empezó, a sacar los ingredientes.

"Siiii", Elara dio saltitos emocionada mientras veía a su padre acomodar todo.

Carlos preparaba todo el desayuno ágilmente mientras la pequeña lo miraba ir de un lado a otro.

Finalmente, el desayuno estuvo listo y el rubio, sentó a la niña en la barra de la cocina dándole su desayuno, se sentó a su lado con una humeante taza de café y dos rebanadas de pan francés con fresas y miel como lo había pedido su hija.

Mientras comían Carlos recordó todo lo sucedido la noche anterior y que debía ir al hospital para ver como seguía el omega, afortunadamente era domingo y ese día Yuki se encargaba del restaurante.

Ambos terminaron su desayuno, Carlos metió los platos en el lavavajillas y la encendió, se giró para ver a su pequeña niña que acomodaba su cabello para que no le cayera en la cara, río al verla y se acercó cargándola.

"Cariño, sé que hoy es mi día libre y que siempre lo pasamos juntos, pero tengo algo realmente importante que hacer, ¿te importaría quedarte un rato con el tío Max? ¿Prometo que solo serán unas horas y después podemos hacer lo que tú quieras?"

"¿Podemos nadar?", Elara lo miró con brillo en los ojos, a pesar de que tenían una pequeña piscina en la casa ella casi no la podia usar pues Carlos solo la dejaba entrar cuando estaba él y en sus días libres preferían salir al parque.

"Si Ela, podemos nadar."

"¡Está bien! Entonces no tengo problema, además el tío Maxie es muy lindo conmigo"

"Muchas gracias bebé" Carlos besó su mejilla y la llevó a su cuarto para arreglarla.

Mientras la niña se vestía él tomó su teléfono para llamar a su amigo.

"¿Carlos?

"Hey Max, ¿estás muy ocupado hoy?"

"Humm no, ahora mismo no, aunque iba a salir con Checo en la tarde, ¿necesitas algo?"

"De hecho, si, ¿crees que puedas cuidar a Elara unas horas?, es que necesito hacer algo realmente importante y no puedo llevarla"

"Si claro, ¿pero hasta qué hora será? Porque quedé de verme con Checo en la plaza a las 2, no creo que él tenga problema si la llevo, sabes que la adora, pero sé que prefieres que Ela no salga cuando está con alguien más"

CuídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora