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Charles se quedó atónito por la pregunta, miró a Elara con duda durante algunos segundos, desde que despertó apenas había tenido contacto físico con nadie, se sentía inseguro y con miedo pero eso desapareció al ver los ojitos cafes de la pequeña que brillaban con súplica, pudo simplemente abrazarlo pero entendía su situación y había sido muy delicada con el desde la primera vez. Charles no encontró ni un rastro de malicia en esos ojos incluso se vió reconfortado por ellos; sabía que en algún momento tendría que avanzar no podía quedarse estancado en su trauma y alejarse por siempre por más que quisiera y ahí vió su oportunidad perfecta de dar un paso, esa pequeña niña que le ofrecía cariño podría ser su ancla para volver al mundo real. Volvió de sus pensamientos, la chiquilla aún lo miraba con algo de nerviosismo y mordiendo su labio.

"Sí El's, puedes abrazarme".

La pequeña soltó el aire que había estado acumulando y velozmente pero con cuidado se abalanzó hacia Charles enrollando sus bracitos en el cuello del omega, él por su parte también rodeó el torso de la niña con sus brazos y recargó la cabeza en su hombro.

El dulce olor de la niña invadió a Charles y lo hizo sentir una calma que no sentía hace mucho tiempo, inconscientemente apretó su abrazo en ella, la chiquilla no se quedó atrás y también reforzó su agarre en respuesta, había sentido a Charles relajarse y podía notar como él empezaba a desprender aquel olor agradable como cuando aún estaba dormido.

Muy a su pesar Charles, se separó de la pequeña y la miró, ella sonreía ahora y el brillo de sus ojos ahora expresaba emoción.

"Creo que me gustan los abrazos, puedes abrazarme las veces que quieras, solo no lo hagas muy fuerte porque duele".

Elara asintió rápidamente y volvió a darle un abrazo rápido a Charles, esta vez cuando se separó, observó la marca en el cuello del omega y no pudo evitar pasar su dedo sobre ella haciéndolo sentir un escalofrío.

"Esa la hizo papá", dijo mirando a Charles, él de inmediato se puso tenso y sintió sus mejillas colorearse.

"Sí, esa la hizo tu padre"

"Es bonita"

"Sí, un poco", Charles hizo una mueca.

"¿No te gusta?"

"No me desagrada, pero tampoco me gusta demasiado verla".

"¡Yo sé cómo hacer que te guste!"

"¿Cómo?"

"Ven", la pequeña bajo de la mesa con un salto y tomó la mano de Charles para arrastrarlo a su habitación, una vez ahí ella acercó el banquillo de su tocador al omega y empezó a buscar algo en sus estantes, "Siéntate".

Charles obedeció siguiendo todos los pasos de la pequeña con la mirada, finalmente la vió sacar un gran estuche y ponerlo sobre el tocador. Al abrirlo Charles pudo observas varias cajitas transparentes con distintos brillos y escarchas de colores y al fondo lo que parecía ser maquillaje de juguete.

Ella sacó un pequeño pincel y un envase de pegamento para niños, se subió con cuidado a un barquito y con el pincel comenzó a poner pegamento sobre los bordes de la marca. Charles la miraba curioso y confundido a través del espejo y sentía el pincel hacerle cosquillas.

Cuando terminó volvió a guardar el pegamento y miró a Charles.

"Príncipe, ¿cuál es tu color favorito?"

"Ela, mi favorito es el rojo".

La pequeña tomó un frasco de brillantina y volvió a subir al banquillo.

Con el mismo pincel colocó la brillantina roja por todo el espacio en el que puso pegamento, sopló los sobrantes y volvió hacia su estuche, guardó la brillantina y el pincel y sacó unas planillas de stickers eligiendo tres con dibujos de flores, los pegó alrededor de la marca de Charles ahora cubierta con brillantina y observó su obra orgullosa.

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