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Habían pasado ya varias semanas desde la charla de Yuki y Charles. Eran casi finales de octubre, hacía frío y todo estaba decorado listo para Halloween.

De a poco, Charles había intentado acercarse un poco más a Carlos y había tenido un gran progreso, ya podía mantener una conversación y no se ponía alerta cuando estaban en la misma habitación, aunque a veces solía tener recaídas y se encerraba el día completo en su cuarto a llorar.

Había decidido que no saldría de aquella casa en un buen rato porque ya había logrado sentirse seguro ahí, pero para no meter en más problemas a Carlos, escribió su testimonio sobre los hechos en una carta que fué entregada a la policía para abrir la investigación.

A Carlos le iba bastante bien en el restaurante, con la llegada de Oscar la carga de trabajo era muchísimo más ligera y podía tomarse más tiempo para estar con su pequeña. Lo único que no le agrado fué la fascinación con la que su cachorra miró al alfa cuando lo conoció, pero solo debía mantenerlos alejados para no llevarse un fastidio.

Se sentía bastante alegre con los avances de Charles, los ojos le brillaban cada vez que el omega le hablaba y se ponía triste con sus recaídas pero suponía que era efecto del lazo. Con el paso de las semanas siguió colando algunas de sus sudaderas en la ropa de Charles, las cambiaba cada vez que notaba que su olor había desaparecido de ellas y su corazón se llenaba cada vez que lo veía usándolas y fingía no saber de donde habían salido.

Era miércoles por la mañana, Carlos ya estaba arreglado y preparaba el desayuno, le parecía bastante raro que su pequeña no hubiera bajado aún pues usualmente corría hacia la cocina cuando olía la comida. Mientras servía el desayuno en platos decidió que era mejor llamar a su pequeña para no atrasarse.

"¡Ela!, ¡cariño es hora del desayuno!, ¡baja!", grito desde la cocina mientras servía en los platos pero no recibió respuesta ni escuchó pasos así que volvió a llamar, pero de nuevo no obtuvo respuesta, supuso que la niña seguía vistiéndose o en el baño así que solo siguió sirviendo el desayuno y la llamó tres veces más hasta que por fin escuchó pasos en la escalera, pero al dirigir su mirada allí no encontró a la persona que esperaba.

"¿Charles?"

"Carlos creo que algo le pasa a Elara".

La cara del alfa perdió el color y aún más al ver la preocupación en los ojos de Charles, subió corriendo las escaleras y el omega caminó tras él.

"Escuché que la llamaste tres veces y como no respondía, quise ir a decirle que se les haría tarde, pero la encontré en su cama aún dormida y se quejó cuando intenté despertarla", Charles se oía afligido y eso solo preocupó más a Carlos que entró corriendo en el cuarto de su niña y se hincó a un lado de la cama.

"Ela cariño, ¿qué tienes?, ¿te sientes mal?"

La pequeña estaba hecha un ovillo en su cama con el ceñido fruncido y solo entre abrió los ojos un poco y asintió ante la pregunta de su padre. Carlos puso las manos sobre su carita y tocó su frente que estaba más caliente de lo normal.

"Tiene fiebre", mordió su labio con preocupación y miró a Charles que se había sentado a los pies de la cama y miraba la escena. "Peque ¿te duele algo?"

La pequeña asintió y señaló su estómago en ese momento Carlos suspiró con algo de alivio y decidió quitarle las cobijas de encima a la pequeña que se quejó y quiso volver a ellas.

"Shh ya bebé, debes salir de la cama, iremos al doctor". Tomó a la niña en sus brazos y se levantó para después cubrirla con una manta, "Char".

El mencionado que seguía mirando la escena subió sus ojos a los de Carlos por unos segundos y después desvío la mirada. "¿Sí?"

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