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Carlos despertó por un pequeño cuerpo que se tiró sobre él con violencia, al abrir los ojos encontró a su pequeña princesa sobre él, mirándolo con sus enormes ojos cafes.

"Buenos días peque".

"¡Buenos días papi!"

"¿Qué haces despierta a esta hora? Vamos a dormir un rato cariño",  el pelinegro tomó a su cachorra de la cintura y se giró con ella abrazándola como a un peluche.

"Papá noooo, hoy vendrán Tío Max, Tío Checo y Tío Lando, tenemos que arreglar tooodooo".

"Aún falta mucho para eso Ela, vuelve a dormir..."

"También es el cumpleaños de Mami, ¿no le harás algo especial? Si no te levantas, él se va a levantar a hacer el desayuno, y si eso sucede, ya no te voy a querer..."

Carlos se quejó y finalmente se sentó en la cama. "Eres una pequeña chantajista, Elara Sainz".

El alfa se levantó y cargó a la pequeña dejándola boca abajo. Elara empezó a reír fuertemente soltando sonoras carcajadas que también hicieron reír a Carlos, antes de llegar a las escaleras, la colocó correctamente y la llevó hasta la cocina, ahí la sentó sobre la isla.

"Bien, entonces ¿qué le preparamos a Mami?"

"¡Pan francés!, le encanta, con fresas y miel y azúcar y tocino a un lado!"

"Entonces haremos pan francés", Carlos apretó la naricita de Ela y después procedió a sacar los ingredientes necesarios para su desayuno.

Con ayuda de la cachorra preparó el desayuno especial para todos e incluso los decoró.

"¿Y qué vamos a beber?"

"Chocolate caliente, ¡duh!", Elara rodó los ojos divertida y observó a su padre que empezó a preparar el chocolate sonriendo. "Papi, ¿te puedo dibujar un tatuaje nuevo?"

Carlos no se había cambiado para bajar, por lo que únicamente llevaba sus pantalones de pijama y el torso descubierto. Ela adoraba los tatuajes de Carlos, aveces solía colorearlos con plumones y el alfa se había tatuado uno que otro dibujo de su Princesa.

"¿Otro tatuaje?, ¿por qué?", Carlos dejó la jarra con el chocolate ya preparado a un lado y miró a su cachorra.

"¿Y por qué no? Aún tienes muchos huecos donde puedo dibujar y es mejor cuando los haces permanentes y puedo colorearlos cuando quiera, eres como un libro para colorear gigante que se lava solo".

Carlos rió y negó viendo a su pequeña, a veces se le ocurría cada cosa. "Está bien, puedes dibujarme otras cosas y me las voy a tatuar, pero será después de Navidad porque Pierre ahora está afuera de la ciudad con Yuki".

"Y eso... ¿qué tiene que ver?"

"Pierre es mi tatuador, sería una terrible traición ir a que alguien más me hiciera un tatuaje, me lo va a reclamar por meses y yo no quiero aguantar eso cada vez que vaya a ver a Yuki".

"okeeeey, quiero hacer un perrito justo aquí", la pequeña puso su dedo a un costado del abdomen de Carlos. "Así que no te hagas nada más ahí, esa zona está apartada".

"Ese espacio es completamente tuyo, pero ¿por qué un perrito?"

"Porque son bonitos y es un lugar perfecto para un perrito, va a mirar hacia arriba para siempre poder ver a la mariposa". Ela movió su dedo hasta la boca del estómago del alfa, justo donde se encontraba su tatuaje de la mariposa.

"¿A los perros les gustan las mariposas entonces?"

"Oh si, les encantan y esta muchísimo más, porque es la mariposa más bonita de todas".

CuídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora