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Carlos se quedó abrazando a Charles un rato más, a pesar de que ya estaba calmado y dormido, tenía miedo de que cuando despertara se arrepintiera de todo lo que le había dicho y se alejara otra vez de él.

Al final tuvo que soltarlo porque debía terminar la comida, se levantó cargandolo y lo dejó sobre la cama y se soltó de sus brazos con cuidado. Se estaba empezando a alejar pero escuchó un quejido salir de la boca de Charles. Lo miró extrañado y siguió alejándose pero un puchero se formó en la cara del omega y parecía que lloraría de nuevo, de inmediato volvió a envolverlo en sus brazos y acarició su cabello.

"shh tranquilo", esperó a que se calmara de nuevo y se le ocurrió una idea para poder volver a sus actividades.

Se separó de Charles rápidamente y en cuestión de segundos se quitó la sudadera que llevaba puesta, antes de que el omega volviera a hacer un puchero o llorar le puso la sudadera a una almohada y se la dejó entre los brazos. Eso pareció ser suficiente para su omega, que abrazó la almohada con fuerza y enterró su nariz en ella.

Carlos ya estaba más calmado y decidió volver a lo que estaba haciendo antes de todo el caos, bajó a la cocina y terminó de preparar la comida. El miedo que había sentido al escuchar el grito de Charles fué horrible, de verdad estaba a punto de llorar de desesperación por ver al omega en ese estado y no poder hacer nada. Y cuando el menor lo abrazó, sintió que toda esa preocupación se es fumaba y solo le quedaban unas enormes ganas de cuidarlo y no soltarlo nunca.

Cuando la comida estuvo lista, Carlos revisó la hora y creyó que ya era momento de despertar a ambos de su siesta. Primero subió al cuarto de Elara y comprobó que seguía dormida, se sentó al lado de ella en la cama y acarició su mejilla.

"Cariño es hora de comer, despierta", la pequeña poco a poco fue abriendo los ojos, se incorporó en la cama y se estiró bostezando. "Hola mi vida, la comida está lista, puedes bajar y esperarme ahí", la niña asintió algo dormida aún y Carlos sonrió.

Se levantó de la cama y salió del cuarto ahora camino al cuarto de Charles, se detuvo justo frente a la puerta y suspiró. Tocó dos veces pero no obtuvo respuesta así que decidió entrar con cuidado.

Encontró al omega tal y como lo había dejado, dormido abrazando la almohada con su sudadera. Se hincó a un lado de la cama y con delicadeza acarició el brazo del omega. "Char despierta, la comida está lista", esperó algunos segundos pero no obtuvo respuesta así que le acarició suavemente la mejilla y luego alejó su mano para volver a llamarlo.

Esta vez si tuvo respuesta, Charles tomó su mano y la puso en su mejilla de nuevo, Carlos se sorprendió un poco con el gesto pero no quitó su mano, al contrario le acarició de nuevo la mejilla a Charles con su pulgar. El omega ronroneó muy levemente y terminó abriendo los ojos, parpadeó un par de veces, su mirada paseó un poco por todo el cuarto y finalmente se detuvo en Carlos.

El alfa quedó paralizado cuando sintió los ojos de Charles encima, seguía creyendo que en cualquier momento le daría una crisis y se asustaría. Alejó su mano de inmediato y miró al omega esperando lo peor. Pero Charles solo frunció el seño e hizo un puchero hacia él.

"Parece que tú estás más asustado que yo, Carlos, tranquilo no me voy a arrepentir de lo que te dije hace un rato", Charles estiró su mano hacia la del alfa y la tomó. "Confío en ti".

"¿De verdad?", los ojos del alfa brillaron de emoción y Charles creyó que se derretiría de ternura en ese momento, de verdad aquel alfa era un cachorro.

Consiguió sacarle una sonrisa.

"Sí Carlos, de verdad, anda vamos tengo hambre", Charles se paró de la cama aún sosteniendo la mano de Carlos y lo arrastró hacia la cocina.

CuídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora