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Era jueves, casi las dos de la tarde, Charles estaba preparando comida y un pequeño almuerzo para Carlos, que en cualquier momento pasaría a dejar a Elara de la escuela.

Esa era su nueva rutina, Carlos hacía el desayuno y llevaba a la cachorra a la escuela, el omega hacía la comida por la tarde, Carlos recogía a Ela de la escuela y la dejaba en casa con Charles, y Charles le daba una lonchera con comida a él, pasaba toda la tarde con Elara ayudándola con sus tareas y jugando. Y finalmente, por la noche Carlos hacía la cena y todos cenaban juntos y alguno de los dos arropaba a su cachorra para dormir.

Cuando Carlos salía temprano él y Elara compraban comida chatarra y los tres comían y veían películas. Se había vuelto una rutina que a los tres parecía gustarles mucho.

Así que ahí estaba Charles, metiendo la comida para Carlos en una lonchera y esperando a que el alfa llegara con la pequeña.

Escucho la puerta abrirse, tomó la lonchera y fué a la entrada. Sonrió al ver a la pequeña entrar pero su sonrisa se borró cuando la chiquilla pasó de largo y subió a su cuarto, no lo saludó como solía hacerlo, no saltaba, ni reía, ni siquiera estaba sonriendo ni venía en los brazos de su padre como de costumbre.

Ahí Charles supo que algo estaba mal.

Se giro hacia Carlos que venía tras ella en busca de respuestas.

"¿Qué pasó?", le tendió la lonchera a su alfa con preocupación

"No lo sé, desde que la recogí está así, tampoco me saludó ni habló en todo el camino, ni siquiera durmió o quiso poner música, nunca la había visto así", el alfa tomó la lonchera mientras mordía su labio con una evidente preocupación.

Charles hizo una mueca mirando la escalera y luego volvió a mirar a Carlos. "Trataré de averiguar que le pasa, tú ve a trabajar, no dejes a Yuki solo mucho tiempo anda, cuando vuelvas te diré"

Carlos quería quedarse porque no le gustaba ver a su cachorra triste, pero Charles le insistió que volviera a trabajar porque si no Yuki se enfadaría con el y finalmente cedió.

Charles por su parte fué a servir la comida, creyó que tener el estómago lleno alegraría un poco a la pequeña. Puso la comida en la mesa y llamó a Elara desde la planta baja.

La pequeña bajo ya sin su uniforme, seguía con la misma cara, Charles incluso pudo notar ahora su ceño fruncido y seguía sin decir una sola palabra.

Ambos se sentaron a comer y aunque trató de preguntarle a la pequeña por su día y empezar una conversación pero ella seguía sin hablar.

Al terminar de comer, el omega lavó los platos y cuando volvió a la sala, Ela sólo estaba sentada haciendo su tarea. Decidió que tenía que hablar con ella si o si. Se hincó a su lado y la miró esperando a que lo mirara de regreso.

"Ela, cariño mírame por favor", la pequeña solo volteó su cara hacia Charles y el omega directamente giró toda su silla para quedar de frente. "Preciosa, dime que tienes, me preocupas, habla conmigo por favor".

Elara miró a Charles fijamente por algunos segundos, entonces su labio comenzó a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas y el omega se asustó.

"¿Ela?, pequña ¿qué tienes?", y la niña se echó a llorar en sus brazos.

Charles sintió un hueco en su estómago y creía que el lloraría también, pero debía seguir firme para que la pequeña se calmara.

"Cariño dime que tienes, me estás asustando", el omega apretó a la pequeña entre sus brazos y acarició su cabello.

La chiquilla sollozaba y lloraba audiblemente con la cara escondida en el cuello de Charles, el omega ahora sólo acariciaba su cabello y la mecía en sus brazos. Recordó lo que Carlos había hecho con el cuando tuvo ataque de ansiedad y quiso probarlo para calmar a la cachorra. Así que la cargó y se sentó con ella abrazada en el sofá. Comenzó a soltar su olor y tarareó una canción de cuna.

CuídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora