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Casi sin darse cuenta otra semana volvió a pasar, lo que restó de ella, Elara se estuvo quedando en casa de sus amigas de la escuela para hacer tareas y jugar. Siguió con su rutina de dejarle el desayuno con notas a Charles y a veces le dejaba la comida o cena también, no lo habían vuelto a ver después del lunes, pero la comida desaparecía de la cocina y eso le daba paz a Carlos.

Por parte de Charles, los días no habían sido tan malo, debía admitir que la comida de Carlos era deliciosa y la devoraba con gusto. Casi no tocaba las cosas de la casa pues no quería sentirse muy invasivo, apenas y tocaba los trastes para comer y las cosas de su cuarto. No se había separado de aquel suéter que la pequeña le había dado, ni de la tortuga de peluche, sorprendentemente le había ayudado a dormir mejor.

Se pasaba caí todo el día en el jardín mirando las nubes, uno de los días incluso metió sus pies en la piscina. Otros días simplemente se quedaba hecho un ovillo y lloraba por el dolor y los horribles recuerdos. Había tenido la esperanza de ver a la pequeña de nuevo pero eso no pasó.

Ya era viernes y Carlos salía temprano, recogió a su chiquilla de la escuela y la llevó a la casa, era viernes de películas y estaba preparado para ver todas las películas de "Guardianes de la Galaxia" una vez mas.

Mientras Ela iba a quitarse el uniforme, él preparó lasaña y sacó unos muffins de chocolate que había traído de la panadería, también preparó limonada rosa porque era la favorita de su cachorra.

Sirvió todo y lo colocó en una charola para llevarlo a la sala.

Elara bajó corriendo con su pijama de pandas puesta y se tiró en el sofá.

"Entonces ¿qué película vamos a ver?", Carlos ya sabía la respuesta, pero aún así preguntaba cada viernes esperando que la respuesta cambiará.

"¡Guardianes de la galaxia!", claro que ese no fué el caso.

Se acomodó en el sofá con su pequeña al lado y puso la película, ambos comieron mientras veían la película, bueno Elara veía la película y Carlos la veía a ella sonreír y repetir los diálogos de la película.

Charles pudo escucharlos llegar y después sintió el exquisito olor de la comida inundando la casa y moría de hambre pero no quería bajar, sabía que ambos estaban abajo, podía escuchar la voz de la chiquilla y las risas del alfa.

Esperó dos horas pero finalmente el hambre pudo con él, salió de la habitación y bajó las escaleras en silencio, cuando llegó abajo, una tierna escena lo hizo sonreír.

Elara comía su muffin de chocolate y saltaba en el sofá y Carlos la veía con adoración mientras le aplaudía.

Aprovechó que estaban distraídos para escabullirse en la cocina y encontró una bandeja con comida servida y una nota encima.

"Espero que te guste el chocolate, si quieres, eres totalmente bienvenido en nuestra noche de películas" -Carlos ;)

Quitó la nota y tomó la bandeja con cuidado y subió rápidamente sin ser visto, volvió a encerrarse en el cuarto y comió en silencio.

Eran casi las diez cuando la última película terminó, Carlos ya había levantado los trastes y pudo ver que la charola que había dejado para el omega había desaparecido.

Cuando se giró para ver a su cachorra la encontró profundamente dormida con la cabeza en su regazo.

Apagó el televisor y las luces y la cargó para llevarla a su cuarto, la acomodó en la cama cubriéndola toda con el dosel y salió después de darle un beso de buenas noches.

Estaba muy cansado así que no pasó a ver al omega y fué directo a su cuarto a dormir.

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