Nos separamos segundos después, sentía magia, una energía diferente que recorría cada parte de mi cuerpo al verlo a los ojos después de ese beso, su mirada sobre la mía con una sonrisa.
— Ya no voy a escapar ___. — dijo en un susurro y acarició con su pulgar mi pómulo mirándome a los ojos.—
—¿Por qué lo hiciste anteriormente? —musité sin despegar mi vista de sus ojos verdes, tan lindos y proyectando un brillo que nunca antes había visto en el.—
—Tenía miedo... no quería alejarte y se que fue un error hacerlo. —dijo en un tono triste.—
—Oh, eso no iba a pasar Cinco. —le sonreí.—
—Cuando nos descubriste en el muro el otro día... oí cómo decías que nunca te fijarías en alguien cómo yo y sentí mucho coraje en mi. —bajó la mirada.—
—Sé que lo dije pero en realidad sentí muchas cosas, Cinco, no sólo una simple atracción, algo más que nunca antes había experimentado o que yo lo recuerde. —acaricie su mejilla.—
—Perdón por mi actitud tan inmadura. —me sonrió arrepentido.—
Podía notar sus palabras diferentes, su tono de voz ahora con amor y un niño tierno con falta de cariño en sus ojos al verme, pidiendo más, pidiendo no estar solo, sus ojos verdosos con un brillo nunca antes visto me hacía entender muchas cosas. Un niño que necesita ser entendido y escuchado, un ser tan puro y tierno, tan inofensivo, un corazón de oro que guardaba en su interior y pareciera que solo lo sacaría con una sola persona.
Sus lindas palabras ya no eran iguales, ese chico rudo y malhumorado no existía en este momento, sus ojos hablaban por si solos, teniendo miedo a la soledad y un amor inmenso en ellos.
Sin más que decir lo abracé y el también correspondió a mi abrazo, después coloqué su cabeza en mi pecho mientras acariciaba su pelo, tan suave que resbalaba entre mis dedos y un color castaño que brillaba con cualquier tipo de luz.
Me di cuenta de muchas cosas, de lo hermoso que es, de sus sentimientos tan puros que necesitan ser liberados, de sus toque tan suaves y sus labios dulces con un toque rosado en ellos, sus ojos que es lo más hermoso que he podido ver en mi vida, un paraíso encontrado en ellos que al momento de mirarme siento cómo estallan en 100 verdes diferentes.
Su sonrisa, esa sonrisa que lo caracterizaba, aunque sea una sarcástica es encantadora, pero también está esa sonrisa llena de ternura y que desborda amor, con la que siento que floto al verla.
—Nunca te vayas de mi lado ___, no quiero estar solo de nuevo. —susurró sobre mi pecho en un tono dulce.—
Sonreí y le di un beso en la cabeza.
—No me iré. —dije con tranquilidad.—
En este momento eramos el y yo, solo nosotros dos, su cabeza en mi pecho y mis manos resbalando sobre su hermoso cabello, mientras su respiración tranquila transmitía paz en mi, su abrazo en mi cintura acariciandola haciéndome sentir la única chica en este mundo.
Comprendí que el es un niño maravilloso que nunca supieron cómo conocerlo, sabía que sus hermanos lo querían mucho por cómo hablaban de el y más Ben, pero nunca se tomaron el tiempo de conocerlo a la perfección, ese lado tierno y sincero, ese lado que transmite felicidad y querer abrazarlo todo el tiempo.
Sabía que él tenía pánico, pánico de estar solo, lo estuvo toda su vida, un niño demasiado reservado y callado con problemas en el, pero aún así el es perfecto aunque aveces no lo entienda por completo, todo eso lo hace único y diferente a todos los demás. El resalta entre todos sin duda alguna.
—Nosé si todavía tengas la duda de que había en ese diario. —levantó su vista y la posó en mis ojos.—
—A decir verdad, tengo mucha curiosidad. —le sonreí.—
—Escribir es mi mejor manera de expresar mis sentimientos. —se incorporó alado de mi.—
—¿En dónde está tu misterioso diario? —rei levemente.—
—Te lo mostraré en un momento especial. —me sonrió.—
Nos quedamos en silencio y el me miraba con atención por todo mi rostro.
—¿Qué? —solté una risita nerviosa mirandolo.—
—Solo estoy viendo las perfectas facciones de tu rostro y lo afortunado que me siento al tenerte aquí, justo a mi lado. —miró a mis ojos directamente.—
¿Es normal que mis mejillas ardan?
Un cosquilleo en mi tomó su aparición y bajé la cabeza con una sonrisa tímida
Sentí cómo levantó con su mano mi barbilla haciendo que lo mirara de nuevo.
—Por favor, déjame verte. — dijo con un tono suave casi en un susurro mientras no despegaba la vista de mis ojos.—
—Haces que me sonroje. —reí ligeramente.—
—Es el rojo más hermoso y brillante que he visto en toda mi vida, me quedaría viendo tus mejillas enrojecidas siempre. —pasó un mechón de pelo por detrás de mi oreja.—
El nerviosismo se apoderó de mí y solo me límite a sonreír mientras por dentro mío pasaba un caos de emoción.
Y también pude entender que el se sentía frustrado por ser como es, tan enojado consigo mismo, podía verlo, podía sentir lo que el sentia, culpa en su ser por ser así pero confío en él y se que podrá cambiar ese chico rudo a un chico amable y lleno de cariño, se que el podía sin mi ayuda aunque estaría con el en ese proceso.
Nos miramos por unos minutos, cómo si nos comunicaremos atraves de las miradas pidiendo a gritos un toque de cada uno, apreciando cada detalle que no conocíamos antes, conectandonos con un amor inmenso y real, ese sentimiento que pensé no conocer al momento de llegar aquí por ser unos niños tan formales pero nunca me imaginé que el corazón que aparentaba ser de piedra era el que tenía un corazón sincero y amoroso en busca de unos brazos que lo protegan y lo guarden, fuera de peligro, fuera de la soledad.
Era amor lo que veía en sus ojos, amor de oro, oro que solo se encuentra con buena suerte, eso era el, oro tallado en un ser humano, tan especial, tan único y tan valioso.
Ese oro que brilla con la luz del sol y brilla por si solo, ese oro que guarda en su interior que no se toman el tiempo para conocer y tenerlo en sus manos, pero hasta que sabes lo que hay en su interior te quieres quedar con el para toda la vida, para todo el tiempo.
Nada podría salir mal ahora en estos momentos, nada...
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Tu Llegada De Un Gran Viaje. || 𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔 𝑻𝒖𝒂.
Lãng mạnNosé en que momento llegué a este lugar exactamente, mis recuerdos son borrosos pero tengo bien presente el dia que caí en ese patio y mi vista cayó en la vista de ese niño con los ojos verdes sin saber su dura actitud pero siendo un niño cariñoso e...