Estaba en mi habitación con mi mente dando vueltas pensando en las palabras que dijo Cinco anteriormente, estaba tan confundida y nosé por qué estoy pensando en el en este momento preocupándome también por cada cosa que diga.
Me puse una almohada en mi cara de manera frustrada y los golpes en mi puerta hicieron que esos pensamientos desaparecieran un momento.
Me levanté rápidamente de mi cama y abrí la puerta, me sorprendió al ver a Ben enfrente con su expresión preocupada y seria.
—Ben! ¿Que pasa? —le dediqué una pequeña sonrisa.—
—___, Cinco está muy mal. —dijo seriamente.—
Mi semblante amable cambió de repente a uno preocupado.
—¿Que, que tiene?
—El tiene problemas de ira, me pidió que no te dijera nada sobre eso pero el está muy mal en la sala, no nos quiere decir el por qué. —dijo de manera rápida.—
—¿Está solo ahí?
—Están los demás y hasta quieren llamar a Grace. —dijo cabizbajo.— No preguntes por qué esto pero el te tiene que ver, por favor ___.
—¿Verme a mi?
El me miró con ojos de súplica y asentí saliendo de mi habitación.
Caminamos rápidamente por las escaleras y llegar hasta la sala.
—¡Suéltame Luther! —dijo cinco con la voz alterada y llevándose las manos en la cabeza para después caminar desesperadamente por toda la sala.—
Todos lo veían con miedo y retrocedian en cualquier movimiento.
—Cinco, tranquilo. —dijo Vanya con tono amable tratando de acercarse.—
—Alejate Vanya. —la miró con rabia.—
Ella asintió y retrocedió cabizbaja.
Llegué con Ben rápidamente a la sala y Cinco me miró.
Pude notar cómo suavemente sus cejas se calmaban pero el seguía molesto.
—¡Te dije que no la trejaras, Ben! —su vista cayó en Ben que estaba alado de mí.—
Ben sólo le dió una mirada diciéndole algo y el sólo rodó los ojos ante eso.
Cinco se sentó en uno de los sillones de dos personas y paso sus manos por su cabeza y dejarlas en su nuca un momento, con su respiración agitada y muy irritado.
Ben me miró haciendo señas para que me acercara y negué con la cabeza, con miedo.
Me quedé mirando a Cinco un momento y pude notar cómo atrás de mí Ben se llevaba a sus hermanos para dejarnos solos.
Voltee hacía atrás y mi pánico aumento, no quería quedarme sola con el en este estado.
Respiré ondo y me acerqué de poco con el.
El miraba a un punto dijo del suelo con su respiración agitada, temblando, y su semblante increíblemente molesto.
—Cinco... —musité su nombre atrás de el.—
—Vete ___. —trató de sonar relajado pero se escuchaba su frustración en la voz.—
—No, no quiero dejarte solo. —dije con valentía y esperanza de poder estar con el.—
El sólo se quedó en silencio y me senté a su lado pero con un poco de distancia.
—No es necesario que aguantes esta parte de mi. —musitó con su voz temblorosa sin verme y mirando al mismo punto del suelo.—
—Se que no nos llevamos del todo bien pero... —interrumpió cinco.—
—¿Te dijo Ben? —refiriendose a sus ataques de ira.—
—Si. —musité.—
El sólo pasó sus manos a sus ojos.
—Le dije que no te... —lo interrumpí.—
—Eso no me importa, me tenía que decir o de alguna manera me tenía que enterar. —me acerqué un poco más a él.— Tranquilo Cinco, estoy aquí contigo. —puse una mano en su hombro.—
Segundos después sentí cómo unos brazos me rodeaban la cintura y un rostro en mi cuello escondido en el.
Me sorprendió su acto, pero mi límite a decir algo, puse mis manos en su cabello acariciándolo recargandome en el respaldo del mueble, puse mi mentón en su cabeza y el seguía con su rostro escondido en mi cuello cómo un niño pequeño cuando pasó una mal día y quiere consuelos de su madre.
Sentía su respiración entre cortada pero cada vez más tranquila sobre mi cuello, su aliento pegando en el y sus brazos abrazando mi cintura con sus manos y sus pulgares haciendo caricias en mi cintura.
Cerré mis ojos y sonreí.
Podía notar al principio que el temblaba y sollozaba escondido en mi cuello pero cada que hacía una caricia en su pelo lo tranquilizaba cómo si yo fuera... su medicina.
Permanecimos así cómo 10 minutos, en silencio, el acariciando con su pulgar mi cintura y yo haciendo lo mismo con su cabello.
De un momento a otro dejé de escuchar su respiración y pasó a una mucho más tranquila.
Levantó su rostro de mi cuello y yo bajé mi mirada a el, no despegó su abrazo de mi cintura, me miraba a los ojos con sus ojitos cansados y un poco rojos.
Lo miré con ternura y seguí acariciando su pelo.
—Gracias, ___. —musitó con su voz ronca.—
—No tienes que agradecer nada Cinco. —le sonreí ligeramente.—
—De verdad perdón por mi actitud tan... —lo interrumpí.—
—No, no pidas perdón, cada quien tiene su manera de ser y no hay que juzgar eso. —mi mano pasó de su pelo a su frente para quitar algunos mechones de cabello.—
El se incorporó quedando alado de mi pero muy cerca, dejando su abrazo de mi cintura y yo de su cabello.
Me miró a los ojos y su vista bajó a mis labios con una pequeña sonrisa, hice lo mismo y después lo miré a los ojos.
Levantó su mano lentamente y la puso en un costado de mi cuello acariciándolo con su pulgar.
Lo miraba a los ojos con ternura y el se acercó a mi rostro lo suficiente para escuchar su respiración chocar con mi cara.
El me miró a los ojos y sin decir nada más, sus labios posaron sobre los míos, cerró sus ojos ante ese acto y yo cerré los míos.
Sus labios conectando con los míos de nuevo pero ahora diferente, ahora con amor, con una energía increíble a nuestro alrededor, acariciando mi cuello y yo besándolo.
Podía sentir la conexión de eso, la intención tan buena, mi corazón acelerado de manera emocionante.
Podía hasta decir que en ese momento dónde pude conocer ese lado de Cinco, tan tierno, tan inocente y tan tranquilo me enamoré de el, fue una conexión que sentí cuando el me besó de nuevo.
Solo pido que después de esto el no desaparezca de nuevo dejándome con dudas y haciendo cómo que nada pasó por qué podemos negar todo menos los sentimientos que tenemos.
Hasta ahora, en este momento, en este beso mi corazón dice emocionado: Que está enamorado de Cinco, y de sus suaves labios cuando toca los míos.
No tengo idea si el siente lo mismo pero temo a qué no sepa.
Comprendí su mala actitud, necesitaba ser entendido y no mirarlo con miedo, el tenía pánico aunque no lo demostraba, sentia soledad, pude sentirlo al momento de refugiarse en mi.
Solo se que yo estaré para el, nunca lo voy a dejar solo cómo el siempre lo estuvo desde su niñez, no merece eso, merece cariño y aunque el trate de parecer intimidante en su interior vive ese niño que pide a gritos un cálido abrazo y ser comprendido y yo seré esa persona que le dé ese cariño que le hace falta.
Por qué puedo decir:
Que amo a Cinco Hargreeves.
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Tu Llegada De Un Gran Viaje. || 𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔 𝑻𝒖𝒂.
Lãng mạnNosé en que momento llegué a este lugar exactamente, mis recuerdos son borrosos pero tengo bien presente el dia que caí en ese patio y mi vista cayó en la vista de ese niño con los ojos verdes sin saber su dura actitud pero siendo un niño cariñoso e...