Irme para siempre.

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De repente sonó mi alarma ruidosamente, rodé por mi cama cayendo al suelo.

—Auch. —apagué la alarma en un golpe fuerte levantándome y sentandome en mi cama.—

Mis ojos ardían y mi cara sin verla sentía que era una mierda.

Me levanté perezosamente y me dirigí al baño, me miré en el espejo y no me equivocaba.

Con solo ver mi rostro recordé el porqué está de esta manera y el dolor en el pecho se hizo presente.

(...)

No quería bajar, estaba pensándolo y tenía mano en la manesilla de mi habitación.

De repente los golpes se hicieron presentes en esta y yo salté hacía atrás.

Abrí la puerta segundo después y el ver a Diego me tranquilizó pero no del todo.

—¿Que quieres Diego?

—Rogarte para que me perdones. —dijo con su voz firme.— Sé que estás molesta conmigo y no voy a ser un idiota dejándote sola. —se acercó a mi a una distancia respetuosa.—

Lo miraba impresionada y fué como si mi estrés se hubiera ido, si tan solo este hubiera sido cinco sería otra cosa.

—Diego...

—Perdoname ___, de verdad. —me miraba a los ojos.— Sé que tú quieres a Cinco y...

—No lo menciones ahora. —musité bajando la mirada.—

El guardó silencio y luego habló.

—Yo te quiero a ti, desde la primera vez que llegaste a esta academia pero ví tu mirada a Cinco y yo solo fui un chico cualquiera para tí.

Lo miré.

—Diego, no eres un chico cualquiera para mí, eres un amigo increíble y te quiero muchísimo.

El sólo me sonrió.

—Espero y me perdones. —dijo tímidamente.—

—Te perdono. —lo abracé rápidamente y sentí sus brazos rodeando mi cintura.—

Nos separamos despues de unos segundos.

—Ya es tarde para bajar, ¿Quieres ir o quieres desayunar aquí arriba conmigo?

—Vamos abajo, mejor. —el asintió y tomó mi mano.—

Perdí el miedo ahora en bajar al comedor y toparme con las últimas personas que no quería visualizar.

Bajamos tomados de la mano y las miradas se hicieron presentes sobre nosotros.

—Sientense, niños. —dijo Reginald.— Ya no vuelvan a llegar tarde.

—Lo sentimos, nos quedamos arreglando algo. —dijo Diego y me miró con una sonrisa.—

Nos sentamos y el se puso alado de mí, cómo siempre.

Dos miradas sobre mí me hicieron sentir un dolor en el pecho, un gran dolor.

Tenía la mirada baja tratando de aguantar las lágrimas.

Sentí cómo una mano se posó sobre mi muslo abajo de la mesa.

Voltee a ver a Diego y el sólo me volteo a ver con una sonrisa que hizo que me tranquilizara.

Después suspiré y alcé mi mirada y en efecto, Cinco me estaba mirando con una rabia en sus ojos, el resto de su rostro serio y sus ojos en un color más oscuro. Cómo si fuera otra persona en este momento.

Unas sillas después estaba Vanya, que esta me miraba con una mirada triste, con su mirada deprimida y su cabeza baja con su cabello ocultando un poco sus mejillas.

Sólo traté de seguir con mi mañana sin pensar demasiado.

Todos terminamos de desayunar, no pude terminar ya que el nudo en mi estómago no hizo que pudiera seguir.

—___, en mi oficina ahora. —Dijo Reginald levantándose y eso hizo que mi corazón latiera con mucha más fuerza.

Todos nos levantamos y Diego caminó alado de mí.

—Hey, ¿Que querrá papá?

—No tengo idea. —dije en un tono bajo.—

El se posó delante de mi y tomó mis manos.

—Tranquila, ¿Si? —me regaló una sonrisa.—

Yo asentí y miré a otro lado y ahí estaba Cinco con Ben y Vanya. Los tres nos miraban con atención y solo bajé mi cabeza.

El la levantó poniendo su mano en mi mentón.

—Ignoralos. —me dijo.—

Asentí con una sonrisa y el besó mi frente.

—Suerte. —acarició mi cabello.—

Me alejé de el y caminé hasta la oficina de Reginald.

Toqué la puerta de esta y el me abrió ahora.

—Esto es importante ___. —me dió el pase.—

Ahora mi preocupación se hizo presente de nuevo.

Se sentó en su escritorio y yo enfrente de el.

—La persona que te dije que supuestamente es pariente tuyo, vendrá. —dijo mirándome.—

Eso me tranquilizó más.

—¿Cómo?

—Bueno, el vendrá hasta acá por ti. —asintió.—

—¿¡Ya me voy!? —pregunté exaltada.—

—No, tendré que hacer sus análisis. —diji tomando unas hojas.— Si coinciden sus genes, te irás con el.

Fruncí el ceño.

—Se que ya estás familiarizada con los Hargreeves pero... Ellos no son tu familia ____. —me miró con tristeza.—

Yo bajé la mirada.

En realidad si quería irme, no tenía ya nada que hacer aquí, me di cuenta que con ellos no encajo correctamente.

—Bueno, no hay problema. —eso hizo que Reginald me mirara con rareza pero luego asintió comprensivo.— A las cuatro en punto de la tarde te quiero en el laboratorio y algo más.

Lo miré de nuevo.

—Los niños no pueden saber nada. —alzó las cejas mirándome.—

Yo asentí y me levanté de la silla.

—Gracias por tu atención.

Salí de la oficina con mi semblante confundido, con una preocupación pero un alivio también.

No es que ya no quiero estar aquí sino que para mí ya no es cómodo, lo que pasó con ellos aquí me hizo ver qué tal vez este no es mi lugar y lo es con mi familia real.

Pero tengo que irme, no son mi familia, no soy parte de ellos.

Tal vez ellos tampoco me consideren cómo parte de la academia, menos Cinco y Vanya después de todo.

Me iré tal vez y ojalá sea pronto.





Tu Llegada De Un Gran Viaje. || 𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔 𝑻𝒖𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora