Tentación.

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Estaba pensativa, tratando de encontrar alguna razón en la que por qué está escrito mi nombre en ese diario.

— ¿Estás bien? —preguntó Vanya mirándome cómo preocupada.—

—Hay algo que debo contarte. —ella me miró atenta.— Resulta que ayer que estabamos buscando a Cinco encontré un diario, y una de esas páginas tiene mi nombre.

Desvíe la mirada.

—Tenemos que buscar ese diario.

—Hola chicas, que hacen? —Ben se nos acercó con una sonrisa.—

Lo miré analizante, el sabía todo así que unas cuentas preguntas no iban a hacer daño.

—Ben, ¿Que es lo que está escrito en el diario de Cinco? —pregunté directa.—

El cambió su sonrisa a una expresión de nerviosismo y pasando su mano por su nuca.

—Y-yo... No tengo idea. —desvió la mirada.— ¿Por qué piensas que sé?

Carajo.

—Lo supuse, siempre estás con Cinco. —desvié la mirada.—

Cinco se acercó a Ben.

—Aqui estás, te he estado buscando no encuentro mi dia... —fue interrumpido por Ben que le hizo una seña de que estábamos ahí.—

—¿El diario? —pregunté.—

Cinco me miró con su expresión preocupada y sus ojos bastante abiertos.

—No, no habla de eso. —dijo Ben de manera nerviosa.—

—¿Entonces de qué? —preguntó vanya.—

—De que el me tiene que contar algo. —Ben tomó de los hombros a cinco jalandolo hacía atrás haciendo que cinco dejara de verme y se fuera con el.—

Vanya y yo nos miramos confundidas.

(...)

Estaba en mi habitación mirando al techo mientras estaba acostada en mi cama, pensando en ese diario que me tenía ocupada la mente siempre.

Me senté en mi cama y recordé las palabras de Cinco.

"No encuentro mi dia..."

Mis ojos se abrieron con sorpresa y me levanté para salir de mi habitación.

—No creo que él lo haya encontrado. —musité para mí.—

Fuí a su habitación que ahora se encontraba cerrada, toqué la puerta y nadie contestó. Él no estaba al momento de abrir.

Era inútil buscar ahí así que bajé por las escaleras y ví una silueta de alguien agachado entre los sillones.

Me dirigí a esa persona y ví como cinco estaba buscando abajo de los muebles algo.

Me apoyé en un mueble mientras lo miraba atenta, el levantó la mirada y al verme ahí se puso pálido.

—¿Que quieres? —respiró ondo y después me miró tranquilo.—

—Respuestas. —dije seria y el sólo me miró confundido.—

—Nosé de que hablas. —bajó la mirada para seguir buscando.—

—El por qué está escrito mi nombre en tu misterioso diario. —me crucé de brazos y el alzó la mirada con preocupación.—

—Leiste mal, Cann. —desvió la mirada y yo me acerqué a él lo suficientemente cerca para quedar cara a cara.—

—Se perfectamente lo que leí. —miraba hacía arriba un poco por su altura, era más alto que yo.—

No me puse a pensar la corta distancia que teníamos de nuestros rostros y él sólo sonrió de lado.

—¿Enserio quieres saber? —preguntó en un tono bastante serio, haciendo que todo mi cuerpo temblara y mi semblante desafiante se cambiara a uno sumiso.—

—S-sí. —musité.—

—Acercate más entonces. —siguió con su tono grave.—

Me quedé mirandolo a los ojos y el se acercó a mi rostro agachandose a mi altura y colocó su boca en mi mejilla para luego ponerla cerca de mi oreja.

—Si quieres saber, ¿qué me das a cambio? —me susurró en el oído con su maldito tono, después quitó lentamente su boca de mi oreja y rosó sus labios contra mi mejilla cosa que hizo estremecer todo mi cuerpo.—

Se quedó en la misma distancia mirando mis ojos fijamente con una sonrisa coqueta.

¿Qué le pasa ahora?

Tomé conciencia y lo empujé rápidamente haciendo que se separara de mí.

—No quiero saber nada de tu estúpido diario. —desvié la mirada.—

—¿Segura? —avanzó hacía mi y mis pantorrillas chocaron contra el mueble que estaba detrás de mi al momento de retroceder, obligándome a sentarme.—

El siguió inclinandose y puso sus manos en el respaldo del sillón, estando enfrente mío y haciendo que yo me recargara completamente en el.

Bajó su mirada a mis labios y luego volvió a mirarme a los ojos.

—¿Qué haces, Cinco? —mis ojos miraban a los de él.—

—Nadie te puede salvar ahora.
—dijo con voz baja y coqueta con su aliento pegando en mi rostro.—

La tensión crecía a medida de que lo miraba a los ojos y el miraba a los míos, nuestras respiraciones lo único que no nos mantenía en completo silencio.

—¡Encontré tu dia..! —apareció Ben con el diario en un mano levantadolo y quedando inmóvil por cómo estábamos.—

Cinco tomó postura y vió a Ben con una mirada asesina.

Ben sólo sonrió nervioso.

Pude respirar correctamente y me levanté del sillón para irme lo más rápido de ahí, salí y subí las escaleras para ir a mi habitación.

Creo que será mejor quedar con la duda de ese diario.

Tu Llegada De Un Gran Viaje. || 𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔 𝑻𝒖𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora