Capítulo 11

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La ciudad está dando un reconocimiento de trabajo ejemplar a su hyung Joon según las noticias que ve en la tele. El hombre ha protagonizado una limpieza profunda a las guaridas de maleantes y distribuidores de drogas de los suburbios: de las más grandes de los últimos tiempos.

Saldo: diez muertos.

En la pequeña tribuna están reunidos los altos mandos de la Policía, algunos juristas, miembros del gobierno y el representante del partido que rige la ciudad. Todos aplauden como poseídos y mueven afirmativamente la cabeza cuando su hyung larga el consabido discurso de...

"... como hombre de bien y representante de las fuerzas del orden de este gran país, mi compromiso siempre será proteger al ciudadano, mis esfuerzos se concentrarán en hacer de nuestra ciudad un lugar donde nuestros niños y jóvenes no estén bajo el yugo de bandidos inescrupulosos, no descansaré en mi guerra contra el vicio, el juego, las drogas y otros flajelos que ensucian nuestra sociedad..."

Heechul se siente muy triste. Él sabe, sabe la verdad oculta detrás de todo eso: su hyung Joon había localizado el antro donde se puso precio a su cabeza en esta ocasión y de donde salió la orden de su asesinato. Llegó al lugar envuelto en pólvora y metralla, arrasó con todo a su paso para que su mensaje se escuchara alto y claro: no hubo arrestos, solo muertos.

Su hyung Joon siempre ha sido implacable cuando se trata de su seguridad.

Heechul se desinfla con un suspiro lastimero. El lobo acostado a su lado en el enorme sofá levanta la cabeza y lo mira con curiosidad. Le lame la mejilla. Se ha vuelto una costumbre entre los dos este gesto. El chico lo abraza. No se arrepiente en lo más mínimo de haberle dado la oportunidad de quedarse...

 No se arrepiente en lo más mínimo de haberle dado la oportunidad de quedarse

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-Te compré un regalo.- anuncia feliz Heechul mientras pone sobre el paño el bowl con la carne y sobre la mesa su propio plato.

Hoy ha cocinado la falda de res cortada en trozos medianos. Solo le pone sal, algunos dientes de ajo y poca cebolla, a su lobo no le gustan las especias y sazonadores muy elaborados. Cuando está blanda, saca aparte una porción grande y termina de condimentar la suya a gusto.

Heechul toma su lugar en la mesa. Ya no se sienta en el piso como un ermitaño, ahora pone el paño y la comida de su lobo junto a él, justo al lado de su pierna. Eso le permite, de vez en cuando, acariciar la gigantesca cabeza y hacerle arrumacos detrás de las orejas. Al animal parece gustarle mucho.

Con la cabeza le hace un gesto a su lobo para que mire en dirección al umbral que divide la cocina del salón. Siwon puede ver una cama cuadrada de felpa suave y una mantita. "No de nuevo". Quiere poner los ojos en blanco pero en su forma animal no puede. Creyó que lo de no ser cachorro faldero ya le había quedado claro a su pareja. Se equivocó. Resopla su disgusto y come su deliciosa carne.

-¿No te gusta? Hice un pedido especial para ti: esa cama es mucho más grande que las que están a la venta normalmente. Es muy suave y acolchada. Estoy seguro que es mucho mejor que estar tirado fuera, sobre la tierra, entre las plantas.

Mi pareja, mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora