Cap7.

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¿Volvió?

Un mes después....

Ya no han pasado más desastres en lo que llevamos en la ciudad, mamá consiguió trabajo nuevo y se va de viaje este fin de semana, yo en cambio sigo estudiando y en mi trabajo, además de que he conocido a un chico de la universidad y aunque literal el no sepa que yo existo trato que a veces note mi presencia, además de que conocí a mis nuevas personas favoritas, Mara y Carlos, entre los tres nos reunimos los días en los que no trabajo para salir y divertirnos. Ya los amo completamente.

Por cierto no, no he recibido más notas, al parecer ya se cansó de todo y en especial de mí.

--Carrie!!!, hola amiga!!!!!-- llega Mara gritando como habitualmente, mientras me abraza.

Río y le devuelvo el abrazo-- Hola, Mara.

--Oyeeee por fin llegas, creí que tendría que aguantar yo sola al profesor de mates, eso me tenía más que preocupada, no podía imaginarme sola en frente de ese horrible señor.

--Que dramática eres, Mara-- digo en broma, a lo que ella me da un leve  empujón.

Ambas comenzamos a reír, pero no sin ser interrumpidas por el galán que todas desean, o al menos eso dice él.

--Buenos días, nenas. --su tono seductor sale a relucir, provocándome una pequeña sonrisa.

--Hola Carlos-- contesta Mara, mientras le salta encima, provocando que casi se caigan.

--Ok, a ver Mara, se que me amas, pero por favor, me ahuyentarás a las demás chicas-- con una sonrisa juguetona señala y saluda a toda la que le pase por el lado.

--Vaya, vaya, el señor Don Carlos siempre queriendo llamar la atención. 

Las palabras de Mara provoca que haga una pequeña mueca, como si no fuera obvio lo que habla.

--Así soy yo-- una sonrisa de autoeficiencia se espande por todo su rostro.

--Y hablando de llamar la atención, ahí está tu chico Carrie-- Mara extiende su brazo discretamente, señalando a Axel. (posiblemente mi problema adolescente, o no tan adolescente)

Volteo y está bajando de su moto mientras miles de chicas lo miran embobadas, aunque yo debo estar o parecer igual.

En un momento se quita su casco y todas suspiran al verlo pasar.

--No sé que le ven-- dice un Carlos molesto y celoso. -- Solo es un chico raro.

Mientras escucho a Carlos, mi mirada se encuentra con la de Axel, quién me  muestra una sonrisa radiante y un tanto provocativa, diosssss ¿qué hago?!!!!.

Siento como mi cara comienza a calentarse y eso solo significa que me estoy poniendo tan roja como un tomate, intento tapar mis cachetes lo más posible, lo que al parecer le causa gracia, ya que de su boca se oye una pequeña risa ronca, para después continuar con su camino como si nada.

--¿Vieron eso?.

--¿Qué?, ¿Cómo te ponías roja por un tonto?

--Ay Carlos, deja los celos!!-- suelta Mara gritandole, logrando hacerme  reír y tomarlos a los dos de las manos, para comenzar a entrar a la universidad acompañada de mis mejores amigos.

.....

Las clases se pasan volando y ya llega la hora de almuerzo, por lo que me adelanto junto a Mara para coger asientos antes que los demás, pero antes pasamos a dejar las cosas que llevamos de las clases pasadas en nuestros casilleros.

--Oye Carrie.

--Sí, dime.

--¿Eso que está abierto es tu casillero?

--No, yo lo dejé totalmente cerrado-- alzo la vista de mí teléfono y compruebo qué sí!!!, es mi casillero lo que está abierto!!!.

--¿No que lo habías dejado completamente cerrado? --Su pregunta viene acompañada por el movimiento de sus cejas arqueadas y labios torcidos.

--Si!!, no sé cómo se pudo abrir-- reviso y está todo en orden, excepto  por un pequeño detalle, la rosa negra que se encuentra dentro,  justo encima de mi libro de notas.

--Awww, qué linda!!! --En su rostro ahora solo se observa ilusión, todo lo contrario a hace unos minutos atrás. --Aunque le haría falta un poco de color

--Así está perfecta-- sonrío, aunque me siento extraña, ¿quién podría haberla dejado para mí?.

De repente mi móvil suena con el aviso de que he recibido un nuevo mensaje:

Espero te haya gustado mi regalo mi princesa.

¿Quién es? ¿Acaso volvió? ¿Cómo logró abrir mi casillero?

Tantas preguntas y confusiones, espera, otra vez esa sensación de extrañeza, y el sentir como una mirada te deja helada. Ahí está, en la esquina del pasillo, recostado a la pared, el asesino de mi tía y quien perturba mis noches con apariciones en mis sueños, que quizás comiencen a ser pesadillas.

Blood🫀🩸 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora