Capítulo XXI

311 81 18
                                    

Se asomó por la ventana de ese pequeño ambiente que Jack le había conseguido, viendo desde allí un pequeño pasadizo y el edificio que estaba enfrente. Si se movía un poco, lograba ver la calle.

—¿No saltarás de esta ventana, verdad?— regresó a verlo, con un semblante serio.

—Para nada, mi estimada dama— sonrió de oreja a oreja.

Habían pasado pocos días desde que _______ le comentó la situación que estaban pasando en ese sitio. Incluso pensaba que era mejor de lo esperaba.

Bufó para desviar la mirada, salpicando apenas sus mejillas de rubor.

—Gracias...— murmuró.

—Realmente no ha sido nada. Adoro ayudarla.

—Si tú dices...— pasó una mano por su nuca y la otra en su cadera —¿Cómo debo pagarte? ¿Tenemos que... hacerlo...?

El color en su rostro subió.

—No debe de pagarme de ninguna manera, mi estimada dama. Aunque...

Ese agregado hizo que la muchacha tragara saliva. ¿La hacía larga desde que se conocieron?

—Me gustaría que me hiciera otra tarta. Cocina muy delicioso.

—Bien, trataré de hacerla pronto.

Logró respirar más aliviada al escuchar lo que deseaba. Relajó los hombros para seguir observando a su alrededor, sintiendo como se acercaba a ella.

—No tiene que hacerla pronto, mi estimada dama. Puedo esperar cuánto sea necesario— sonrió con notoria emoción de solo pensar en comer otra rica tarta que ella haría.

La fémina asintió lentamente, para regresar a verlo ya que se había puesto a arreglar algunas cosas que se hallaban en ese lugar.

—Lo agradezco mucho, Jack— se inclinó cerrando los ojos, sin encontrar otra forma con la cual expresar lo agradecida que estaba. Era señal de respeto total.

El hombre al darse cuenta, giró con sorpresa.

—Por favor, mi estimada dama— apoyó las manos en los hombros de ______, agachándose —. No haga nada de esto que no lo merezco.

—No seas estúpido— respiró profundo para no enojarse por estarse avergonzando —. Haz hecho mucho por mí.

Cuando alzó la cabeza a verlo, sin querer lo golpeó en la nariz. Jack reaccionó dirigiendo una mano a esa zona mientras que la chica se apenaba de inmediato.

—¡Ay, Jack! Lo siento mucho.

Ambos se pararon bien, al tiempo en que ______ quería ver si lo había dañado.

—Déjame ver. ¿Estás bien?— se abalanzó a él, posando una mano en el hombro y la otra a un lado de su rostro.

Su mirada mostraba clara preocupación y pena, sin hacer falta ver sus colores.

—Sí, mi estimada dama, me encuentro bien— dijo en medio de una risita para abrir uno de sus ojos e ir descubriendo la nariz.

—¿Qué tanto te duele?— siguió interrogando sin quitar la vista de la zona afectada. Al menos logró verificar de que no le salía sangre.

Al percatarse del silencio que quedó entre ambos y la cercanía, sus ojos se fueron abriendo bastante y se posaron en los labios de Jack. Al final, fue retrocediendo para tomar distancia.

—Perdona por eso...— balbuceó avergonzada, cruzándose de brazos.

El motivo por el que el hombre no respondió, se debió al color tan llamativo que en ella bailaba. No era un color que solo estaba; se hallaba vivo en su interior. Era demasiado hermoso.

DAMA |Jack el Destripador y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora