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Llegaron a la cabaña después de veinte minutos caminando, y empezaron con la división de cuatros.
La "parejita" estaba afuera.
Rodrigo estaba recostado de espaldas a la pared acompañando a Iván, quien estaba fumando un cigarrillo de espaldas al petiso.
El alto le dio una larga calada a su cigarro y soltó el aire suavemente, sintiendo como el humo se adueñaba de sus pulmones.
Cuando lo consumió por completo, dejó caer la colilla en el piso y se volteó para ver al castaño, el cuál estaba mirándolo atento.
- no puedo creer que fumes eso.
- ¿quieres probar? - se acercó a él.
- ¿estás loco?, ni lo pienses, no voy a tocar eso.
- No, no - rió por lo bajo - que pruebes el que yo fumé.
- ¿qué? - lo miró a los labios.
- así - puso las manos en la cintura del ajeno y unió sus labios en un cálido beso.
Rodrigo sintió como la lengua de Iván exploraca toda su cavidad bucal, en busca de hasta el último sabor a caramelo y fresas.
Puso las manos en la nuca del azabache y lo empujó hacia él para profundizar el beso. Se sentía morir cuando chocaron sus dientes por acá e Iván sonrió sobre sus labios.
- che, manga de pu.. - germán salió de la casa para llamar a los chicos, pero al ver la escena quedó en silencio.
- no es lo que parece, yo estaba.. - alcanzó a decir Iván, totalmente ruborizado.
- ¡no me interesa lo que estaban haciendo!, venia a decirles que tienen el cuarto de arriba - se tapó los ojos y como pudo entró nuevamente a la casa.
Los dos chicos se miraron a los ojos, y al segundo estaban riendo.
Juntaron sus frentes y Rodrigo soltó un largo suspiro.
Realmente creía que Iván era el indicado, solo necesitaba un poco más de tiempo.
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