' 022 ¡!

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Los chicos se sintieron incómodos por el constante choque de miradas con la morocha, así que decidieron terminar de comer el helado de camino a la casa

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Los chicos se sintieron incómodos por el constante choque de miradas con la morocha, así que decidieron terminar de comer el helado de camino a la casa.

- esa mina tenia pinta que te quiere coger - terminó de comerse su parte y le pasó el resto al azabache.

- ¡Rodrigo! Sos mi novio, por dios - le dio un empujoncito.

- ¿qué? hay que ser realistas - rió y le devolvió el empujón.

Rieron y siguieron el camino en silencio. Iván chupaba y mordisqueaba el helado.

El castaño lo miraba atento, deseando internamente ser el helado.

El alto lo miró de reojo, sonrojando al ajeno y riéndose de eso.

- ¿quieres divertirte esta noche? - le palmeo la espalda.

- mhm, no - le sonrió.

- estúpido - le dio un pequeño golpe en la nuca.

- ¡tu papá! - se sobo la parte del cuerpo anteriormente golpeada.

Llegaron a la casa y Rodrigo fue directamente a acostarse en su cama, dejando a ivan en la sala

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Llegaron a la casa y Rodrigo fue directamente a acostarse en su cama, dejando a ivan en la sala.

— hola barrycito — el felino se acercó y se frotó contra la pierna de ivan.

— tu dueño está cansadito ahora, entonces yo te voy a dar de comer, ¿si? — se agachó para acariciarlo, recibiendo un maullido como respuesta.

Revisó la alacena de rodrigo y agarró un paquete de wiskas que había, fue y lo vacio en el tarro del minino.

Le acarició el lomo con cariño y subió las escaleras, encontrándose con un rodrigo acostado boca abajo usando su celular.

el azabache se tiró encima de él, abrazándolo por el pecho y poniendo la cabeza en el espacio de su cabeza y su hombro.

— ¿Sabías que te amo? — dijo el alto, dejandole un par de besos tiernos.

— Yo te amo más, ivu.

— No sabes la falta que me vas a hacer cuando te vayas — rió bajito, enrollandose más con el otro.

— ¿Cuando me vaya? — preguntó confundido.

— Lo bueno no dura para siempre.

— Iván, tienes que dejar de pensar en lo malo ¡No tenemos ni una semana de relación! No me malentiendas, yo te adoro como no tenes una idea, pero tenes que saber que mientras estés conmigo, nada ni nadie va a hacerte daño — Iván se tiró a su lado y le dejó un dulce beso en los labios.

— ¿lo prometes? — juntó sus frentes y le acarició la mejilla.

— si mi amor, lo prometo — lo abrazó por el cuello y pasó una pierna por su cintura. El otro lo abrazó de la cadera, sin separar sus frentes.

Ivan parecía ser un chico muy duro, insensible y frío, pero en realidad era todo lo contrario. Su corazón estaba tan lleno de dolor, de gritos ahogados que jamás saldrían a la luz.

Quería gritar tanto que se le desgarraran las cuerdas vocales, perder la voz en un suspiro.

Su alma ardía del sufrimiento. Se sentía el personaje secundario de su propia película.

Antes de que otro pensamiento pasara por su cabeza, rompió a llorar en brazos de Rodrigo. Se sentía patético y humillado, seguro el castaño se iría corriendo al indagar un poco más en su interior.

Sintió una mano sobre su cabeza, acariciando su cabello y dejandole besitos en la frente y párpados.

— te amo, corazón. Voy a estar siempre que lo necesites — le beso los labios con dulzura.

— ¿aún que sea un pesado?

— lo único de pesado que tenes, es el peso de ser el mejor novio del mundo.

— lo único de pesado que tenes, es el peso de ser el mejor novio del mundo

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𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀 𝐋𝐔𝐍𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora