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Desde ese día en adelante, la vida de Rodrigo fua caótica

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Desde ese día en adelante, la vida de Rodrigo fua caótica.

Iván se había vuelto muy frío y distante. Estaba en una muy profunda depresión, ya que aunque la gente no había dado comentarios negativos hacia ellos, sentía que toda su carrera se había ido a la basura.

El castaño trataba de hablar con él para explicarle y tratar de llegar a una solución, pero el otro simplemente se cerraba a cualquier idea que no sea tomar café y encerrarse en su habitación a llorar.

El castaño trataba de hablar con él para explicarle y tratar de llegar a una solución, pero el otro simplemente se cerraba a cualquier idea que no sea tomar café y encerrarse en su habitación a llorar

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Rodrigo sentía que su corazón se agrietaba con cada minuto, no sabía que hacer.

caminó despacio a la habitación de ivan, siendo silencioso. Abrió la puerta poco a poco y lo encontró sentado frente a la ventana, quedando de espaldas a la puerta.

el otro simplemente se sentó a su lado y le acarició un muslo con la mano.

— lo siento tanto por actuar de esta manera — murmuró el alto

— tranquilo, comprendo como te sentís. Voy a estar acá para todo y vamos a superar esto juntos — le sujetó la mano, entrelazando los dedos.

esa frase la había repetido al rededor de diez veces en esos cuatro días.
Porque, a ver, ¿Qué más se supone que diría?

El dolor es un sentimiento muy profundo, que todos en algún momento experimentamos.

Es ese sentimiento de vacío interior que te hace debilitar con el paso del tiempo, pero sobre todo te entristece hasta llegar a un punto de aislarte solo con tus propios pensamientos.

Te carcome por dentro, se adentra en ti como un parásito que te lava el cerebro y pinta todo de tonos grisáceos.

O bueno, así lo describía Rodrigo en ese momento.

Se sentía incomprendido, confundido y sobre todo herido.

Su novio, el que consideraba el amor de su vida, se estaba alejando de él por la opinión de los otros.

Es como si le importara una mierda lo que sentía y solo pensara en sí mismo.

El silencio abundó entre esas cuatro paredes, escuchándose los sollozos bajos de Iván.

— ¿te importa como me siento? — preguntó el azabache, haciéndose bolita entre los brazos del ojiverde.

— si, ivan, vos me importas mucho — le regó besitos en la comisura de los labios.

— ¿por qué lo haces? ni siquiera me estoy preocupando por ti ahora... — lo abrazó por los hombros.

— porque aunque yo sea el causante de tu dolor, no quiero que corras a otros brazos para sanar.

— ¿encerio pensas que iría con otra persona para sanar heridas que solo vos podes sanar? — lo miró a los ojos, viendo a través de ellos un vacío que hacía que sus lindos orbes verdes brillantes ahora fueran opacas.

— tal vez yo no sea lo que necesites — lo quitó de encima suyo con suavidad y se acomodó en su lugar.

— ¿a que te refieres?

— debemos terminar, por tu bien.

silencio.

— ¿qué?

— ¿qué?

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𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀 𝐋𝐔𝐍𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora