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Angelina se recostó en el mostrador de la heladería, dandole la espalda a la puerta.
Dio un largo suspiro, estaba realmente frustrada. No por algo, sino por alguien.
Movió uno de sus largos mechones negros atrás de su oreja, algo pensativa.
Después de la última vez que vio a Iván con Rodrigo, sentía que su corazón estallaba de rabia. Todavía sentía cosas por él aunque habían terminado hace un tiempo, volver a verlo fue como una chispa de esperanza para que lo de ellos funcionara, pero cuando escuchó la palabra "novio" salir de su boca, el mundo se le vino abajo.
Lo esperó por tanto tiempo, para que ahora le pagara de esta manera. No iba a permitirlo.
En esas dos semanas, había planeado un plan que no podría fallar en ningún sentido. Si Iván no cedía ante sus encantos (como ya había pasado), tendría que optar por el plan b.
Se haría muy amiga de rodrigo, hasta seducirlo para acostarse juntos y así terminar la relación de los dos chicos. Parecía sencillo, pero le costaría meses.
Solo tenía que dar el primer paso...
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— ¡Mañana cumplimos un mes de novio y no sé qué darle! — Rodrigo pataleaba sobre la cama de germán.
— Rodrigo, no es tan difícil — se pasó una mano por la cara en señal de molestia.
— ya le he dado todo. Ramos, cartas, desayunos en la cama — volvió a golpear el colchón.
— ¿Probaste sacarlo a comer?
— no le gusta comer con gente cerca — se sentó para mirarlo.
— ¿hacerle manualidades?
— no sabría por donde empezar.
— ¿comprar cosas a juego?
— ¡QUE N-... hey, esa no es tan mala— puso una mano en su mentón, pensativo.
— ¿VES? no soy tan malo como parece — hizo una mueca
— ¿qué cosa podríamos compartir? — se levantó de la cama y se paró frente al otro.
