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Iván entró con timidez a la casa de Rodrigo, cargando sus maletas.
- ¡Hola, mi amor! - el petiso corrió hacia su pequeña mascota, la cual estaba recostado en el sillón - ¿tu tío te cuidó? - le acarició el lomo, recibiendo un ronroneo como respuesta.
- ¿donde dejo mis cosas, ro? - interrumpió el momento.
- vení, que te muestro - lo guió escaleras arriba.
Iván subió al segundo piso de la casa y siguió al ojiverde hasta una habitación que parecía ser la de invitados.
- podes quedarte el tiempo que quieras. Sé que te queda poco tiempo en Buenos Aires, ¡Y quiero aprovecharlo al máximo contigo! - le sonrió.
- Sos un amor, ¿lo sabías? - se acercó y lo abrazó de la cintura, poniendo su cabeza en el hombro del otro.
Rodrigo rió bajito, envolviendo sus brazos alrededor del cuello del azabache.
- ¿te parece si vamos por ese helado que te mencioné? - le acarició el pelo.
- Claro - le dejó un pequeño beso en el cuello.
Se separaron del abrazo y se sostuvieron de las manos. Bajaron las escaleras y salieron de la casa, sin antes despedirse de Barry.
De camino a la heladería, el castaño sintió una energía rara, como si algo malo fuera a pasar.
Confío en que estaba equivocado y siguió camino, mirando a los pájaros volar y las ramas de los árboles moverse con el viento.
Sintió la brisa fresca pegarle es su cuerpo acalorado, ya que el sol estaba más fuerte y radiante que nunca.
Quedó mirando fijo a Iván por un rato, sintiendo esa especie de chispa en su interior. No sabía que significaba, pero él juraba que la sentiría por siempre cuando lo mirara
- estás muy bonito hoy, amor - le dijo Iván, entrelazando sus dedos.
- vos también - replicó con una sonrisa boba- ¿qué sabor de helado vas a pedir?
- pistacho, ¿vos?
- dulce de leche, granizado. Es mi favorito desde que tengo memoria.
- tal vez podamos pedir un helado grande con los dos sabores y compartirlo - propuso el alto.
- tal vez - le sonrió.
Cuando entraron a la heladería, rodrigo se sentó en una mesa e Iván fue a pedir los helados.
IVAN POV'S;
caminé hacia la señorita que servia los helados para hacerle mi pedido.
Algo dentro de mí me dijo que no lo hiciera y que saliera de ahí lo más rápido posible, pero ¿cómo rodri comería helado?
- hola, buen día - le dije.
La chica levantó la cabeza y nos miramos fijo por un rato, hasta que ella habló sorprendida,
- ¿Iván? - preguntó.
- ¿Angelina?
- ¡Hola ivu! Cuanto tiempo, ¿no? - me sonrió.
Angelina había sido mi novia hace algunos años. Terminamos porque ella quiso venir para Buenos Aires a terminar sus estudios, y no íbamos a poder lidiar con la distancia.
- ¡Muchísimo! ¿Cómo has estado? - le devolvi la sonrisa.
- Muy bien, al parecer vos también. ¿Con quien vienes? - cuestionó divertida.
- vengo con mi.. novio - mis mejillas tomaron un tono carmín por llamar así al ojiverde.
La sonrisa de la chica se disolvió, mirándome seria.
Ella tenía el cabello negro, muy largo. Pestañas largas y ojos azules, profundos como el mar. Era medianamente robusta, teniendo sus cachetes regordetes.
- ¿qué sabores van a ser? - dijo con desprecio.
Me sentí nervioso y a la vez confundido, pero de igual forma contesté.
- uno grande de dulce de leche granizado y pistacho, por favor - le alcancé el dinero y me lo arrebató de la mano.
- enseguida sale - sonrió falsamente.
¿Qué le pasaba? Pensé que habíamos terminado en buenos términos, al parecer me equivoqué.
Después de un rato me trajo los helados, dejándome también unas servilletas en la mano
- que tenga buen día, disfruten su helado - se dio la vuelta y se marchó.
Yo todavía seguía confundidisimo, sin embargo no le di importancia y caminé hacia rodri.
FIN DEL POV'S;
- ¿Pasó algo? Tardaste mucho, iv - el castaño agarró una cucharita que estaba enterrada en el helado y empezó a comer.
- no es nada, bonito. Simplemente encontré a mi ex de hace unos años y bueno, tal vez ahora no le caigo tan bien - sonrió al ver al castaño comer con tanta emoción.
- Oh, ¿quieres hablar sobre eso? - le devolvió la sonrisa y le ensucio la nariz con un poco de helado.
- meh, no realmente - rió y agarró una servilleta para limpiarse.
Rodrigo lo miró con los ojos como plato, volteando la cabeza para ver mejor.
- ¿qué pasa?
- la servilleta tiene un número de teléfono y un.. ¿beso?, no lo sé, parece más una mancha de pintura roja - volteó los ojos y lo apuntó con la cucharita.
El azabache lo miró avergonzado y observó el papel.
contenía un "+087 *** ***, llámame" adjuntando un beso.
- escríbele, sabes que no voy a molestarme por eso - Le ofreció el alimento frío.
- nah, estoy bien contigo - tomó algo del helado y se lo llevó a la boca.
- no me refería a eso, tarado - rió - te amo.
- yo mucho más, mi pochi - le acarició la mejilla con cariño.
La morocha los miraba a lo lejos, llena de rabia y a la vez dolor. Estaba segurisima que Iván no duraría ni un segundo separado de rodrigo.
A no ser que ella lo consiguiera así.
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