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Iván caminaba de un lado al otro, nervioso.
— Iván, ¿puedes relajarte al menos un minuto? — dijo la castaña, poniendo otra camisa de su amigo en la maleta.
— ¡Es que no entiendes! — se dio la vuelta de golpe, mirándola asustado — ¿y si lo hizo por puro compromiso?
— Bueno, al menos tuvo un buen corazón — seguía guardando ropa.
— ¿Pero y si Juan te hace algo?
— No va a pasar nada, ¿si?, lo tengo todo controlado. Lo que me importa ahora es tu bienestar — cerró la maleta y la dejó junto a las otras
— De verdad no sé qué haría sin ti — se tiró a los brazos de la chica, dejándose abrazar.
— Quedan pocos días para que te vayas, tienes que ser fuerte, por mi.
— Lo voy a ser, ari. Lo prometo — la abrazó con más fuerza.
— Juro que si algo te pasa, muero ahí mismo — le acarició el pelo.
Sintieron una bocina proveniente de afuera, miraron por la ventana y confirmaron la sospecha que se trataba de Rodrgo.
Agarraron las tres maletas y caminaron hacia la puerta.
El ojiverde dentro del vehículo temblaba de miedo por ver al amor de su vida, que echó de su casa otra vez. Sintió como abrían la puerta trasera de su auto y metían maletas.
— ¡Hola, Rodrigo! — saludó Ari, moviendole la mano mientras seguía poniendo bolsos.
— Hola, Abichuela — le sonrió, antes de que un portazo lo asustara.
— Cuida a Iván, por favor, lo dejo en tus manos — le palmeo la espalda al azabache y lo metió dentro del asiento del copiloto.
El alto miró a Rodrigo y lo saludó moviendo la mano izquierda de un lado a otro, manteniendo un sonrojo y una risa nerviosa.
— Adiós, mi niño bello — la chica le acarició la mejilla a Iván.
— Pareces mi mamá — le quitó la mano con dulzura, riendo levemente.
— Cuídate mucho, te amo — cerró la puerta del auto y caminó hacia la puerta de su hogar.
El ojiverde arrancó el auto y avanzó, Iván sin poder despegar la vista de su mejor amiga, la cual lagrimeaba, pareciendo algo triste.
pasaron por lo menos tres minutos en silencio, antes de que rodrigo rompiera el hielo.
— ¿Cómo has estado?
— Ah, bien — se giró a verlo y le regalo una sonrisa juntando los labios — ¿Y vos?
— Bien, también — le devolvió la mirada por un segundo, hasta volver a pegar la vista al frente y quedar en silencio nuevamente.
el ojimarron miraba por la ventana, a veces admirando su reflejo o viendo la gran ciudad en la que se encontraba.
— Iván — lo llamó el ajeno, ganándose la atención del nombrado inmediatamente — perdón.
— Oh, vamos Rodrigo, no pidas perdón — posó su mano en el hombro del ajeno, transmitiendole calidez.
— No intenté comprenderte en ese momento difícil para ti, al final yo no era tu prioridad.
— ¿Quién dijo que no lo eras? — entristeció su seño.
— Es tu trabajo, Iván, fui egoísta al pensar solo en mi bienestar — recostó el lateral de su cara contra la mano de su ex.
al final, ambos se extrañaban y deseaban con la misma intensidad.
— Tendría que habértelo comunicado de otra manera, Ro, tampoco te ahogues en un vaso de agua diciendo que fue tu culpa — se acercó a abrazarlo por el cuello — ambos fuimos responsables.
— Por lo menos acepta mi perdón, mi amor.
ambos se miraron sorprendidos y sonrojados por el apodo que se le había escapado al bajito. Iván rió a las carcajadas, pegando ambas frentes.
— te perdono, mi vida.
y unieron sus labios en un casto y dulce beso de reconciliación.
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PERDON POR LA DEMORA, hechenle la culpa a mi novia, grasias 😇
no prometo nada de que nos vamos a ver pronto, PERO ESPEREMOS QUE SEA ASI
