Todos venimos al mundo con la obsesión de un imposible, y cuando tomamos consciencia de que el imposible es eso: un imposible, ya es tarde para refugiarnos en la sensatez. Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido. Y tanto A...
we'll get in your car and you'll lean to kiss me we'll talk for hours and lie on the backseat uh-huh, uh-huh, uh uh-huh, uh-huh
and then one random night when everything changes you won't reply and we'll go back to strangers
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STRANGERS by kenya grace.
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TORMENTA
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—Sabes lo que se siente ¿verdad? —murmura Alys.
Su voz, suave y melosa, se desliza como un susurro venenoso en los oídos de Luke, cada palabra dejando una estela de inquietud. Es como el siseo hipnótico de una serpiente, tejiendo un encantamiento oscuro que nubla sus sentidos y despierta tormentas en su mente.
Era improbable, ¿no es así? contemplar la posibilidad de que Aemond se metería a la cama de otra persona ante el primer problema que tuvieron, que un error, o una decisión premeditada trajera consigo ese tipo de consecuencias tan delicadas.
Un niño, portando la sangre de Aemond, creciendo en el vientre de otra mujer, un niño que probablemente correría con el mismo destino. Se quedaría sin padre tal como Lucerys solo por un capricho, por un amor incorrecto que jamás debió nacer, por algo imposible de lo que ahora tomaba clara consciencia, pero era tan tarde como para que se refugiara en la sensatez.
Estaba jodido, jodido y enamorado. Queriendo algo que no puede tener, sintiendo algo que no podía ser.
Jodido, a fin de cuentas. Lo único que puede articular antes de abandonar la cafetería es un simple «disculpa», seguido de pasos apresurados. No tiene el coraje de enfrentar la mirada de Alys, incapaz de hacerlo desde que prácticamente fue acusado de enamorarse de su propio tío. La vergüenza lo embarga, y se odia por avergonzarse de haber querido a la persona equivocada, por haberse obsesionado con alguien tan inalcanzable.
¿Cómo podría culpársele a Luke? cuando Aemond era perfecto en cualquier sentido, era apuesto, amable, gentil, cariñoso, honesto, inteligente. . . es que solo le sobraban calificativos positivos.
Aemond lo era todo, y Lucerys no era nada ¿Qué derecho tenía sobre él?
Ninguno.
Pero los próximos días se lo reprocha una y otra vez mentalmente, que se sienta tan poca cosa para él, que incluso dude de él aunque las pruebas eran más que claras. Alys estaba embarazada, tenía un mes y dos semanas, justamente el mismo tiempo en el que Jace se enteró de todo y la bomba explotó. Hace un mes y dos semanas no tuvo contacto alguno con Aemond, así que hace un mes y dos semanas pudo haber estado con ella y no saberlo, pudo haber buscado refugio en ella, pudo. . . simplemente, sucumbir ante aquello que todo el mundo deseaba, aquello que Alicent también deseaba.
