𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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you know that I'm obsessed with your body
but it's the way you smile that does it for me

It's so sweet, knowing that you love me
though we don't need to say it to each other, sweet
knowing that I love you, and running my fingers through your hair
It's so sweet

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SWEET
by cigarettes after sex.

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DICIEMBRE NO ES TAN MALO

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—Entonces. . . ¿Te mudas hoy?

Lucerys siente el viento helado azotar contra su piel y suspira, asintiendo mientras se acurruca más cerca de su hermano. Jace, preocupado por el frío, le frota la espalda y ajusta su gorro de lana con cuidado. A pesar de los años que han pasado, Luke sigue siendo su pequeño hermano en muchos sentidos.

—No es exactamente una mudanza, solo estaré allí por dos semanas, durante las vacaciones —explica Luke, tratando de aliviar la preocupación de Jace.

Él asiente, no tiene más que decir al respecto, y aunque le sigue incomodando el hecho de que Luke ahora esté saliendo con su tío, no tiene nada que hacer, no si lo vuelve a ver en ese estado tan depresivo en el que se encontró el tiempo en que estuvieron lejos el uno del otro.

Todo porque simple y sencillamente, Luke se enamoró de la persona incorrecta.

Un suspiro escapa de sus labios mientras coloca con cuidado las rosas sobre las lápidas de sus padres. Es veinticuatro de diciembre, una fecha que siempre marca en su calendario. Cada año, dejan rosas rojas sobre las lápidas de su padres, en honor a la tradición que tenía Harwin Strong de regalarle rosas a Rhaenyra cada fin de mes apenas recibía su sueldo. Eran unos de los pocos recuerdos que aún mantenían en su mente de sus padres, pero les ayudaba a salir adelante, sobre todo cada que iban al cementerio en su aniversario de fallecimiento.

Luke suspira con pesadez.

Cada año, cada veinticuatro de Diciembre, se sentía realmente incómodo y triste. Pero esta vez no había incomodidad, ni tristeza, sino cierta emoción porque recordaba a Aemond y recordaba el día en que le pidió que se mude con él, que vivieran juntos.

—¿Porqué? —le había preguntado con ojos curiosos.

La guitarra fue dejada a un lado y Aemond aprovechó para acercarse y deslizar los dedos por su cabello. Había descubierto que tenía cierta fascinación por hacerlo, a veces sentía que de verdad lo veía como un cachorro.

𝐓𝐀𝐊𝐄 𝐌𝐄 𝐁𝐀𝐂𝐊 ― lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora