El villano no puede darte un final feliz o si?
Una par de fugitivos se esconden en un pequeño y pintoresco pueblo, fingiendo ser una feliz pareja de recién casados, sin sentirse como una pareja acuerdan ser simplemente "roomies". Aunque una chispa d...
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Sábado 20 de Junio.
6:30 am.
Aquella mañana despertó entre los brazos de su mentiroso favorito, su mente se sentía dispersa y su piel cosquilleaba. Lo veía dormir apaciblemente, mientras su mente le decía que se fuera de ahí, pero otra voz le rogaba que se acurrucara aún mas contra él.
Lana no era tonta, no lo suficiente para creer en el amor que juraba profesar su mentiroso favorito, ambos buscaban información del otro. Por lo que el primero que pudiera averiguar y obtener el seguro del otro sería el ganador.
No había punto medio.
Los Seymour no los mantendrían impunes a ambos.
Saliendo de la cama como si la realidad la asfixiara, caminando descalza hacia el jardín con apenas una camiseta en las manos. Intentando tomar aire fresco escucho el filo de una tijera cortar el aire.
- Oh niña de verdad que necesitas conseguir más ropa... o al menos conseguir una piscina para disimular la falta de prendas... - afirmo con una sonrisa una jocosa anciana al otro lado de la cerca, mientras utilizaba unas grandes tijeras de jardinería para podar sus arbustos de los cuales caían hojas en el terreno de Lana
Suspirando Lana se acercó a la mujer, su anciana vecina Sarah Martens, mientras recogía las ramas secas que cortaba
- ¿No sería mejor contratar un jardinero para hacerlo? – murmuro Lana mientras caminaba con los pies descalzos por el fresco pasto
- Y perderme el espectáculo que das cada cierto rato en tu patio JA – se burló la anciana con una afable sonrisa – además quien le podría dar más amor a mis bebes que yo... – afirmo la mujer mientras seguía cortando bajo ese cálido sol.
- Talvez si le diera más "amor" a sus helechos enanos no tendría que ver los espectáculos que doy en mi patio – contesto balbuceando la joven acariciando al peludo y pequeño recién llegado, "su majestad" como había bautizado a aquel impetuoso gato de su vecina, que jugaba tranquilamente con los restos de las hojas que caían sobre la cerca.
- Jajajaja hay niña, a mi edad entenderás que no puedes recibir más amor que el tiempo...
- ¿Y si en realidad, el único amor que puedes obtener es el que robas de otro? – mascullo la joven mientras mimaba al travieso gato.
La anciana mujer se quedó pensativa por un momento antes de seguir cortando las ramas.
- Si lo has robado significa que desde el inicio no fue de la otra persona... - comento mientras se alejaba para revisar desde lejos su obra – los sentimientos no son tan volubles como uno quiere creer o como uno quiere ignorarlos u esconderlos...
- Y si –
- No – interrumpió la anciana – no hay un "y si" solo existe el ahora – asevero la mujer - y lo que puedes hacer para mejorar y aceptar el amor que crees merecer...
La joven se quedó quieta observando a la anciana, quien parecía volver a su malhumorada fachada, apresurándose a cortar con satisfacción el arbusto. Sin embargo, las palabras resonaban en la mente de Lana, después de todo no podía lograrlo sola, después de todo era hora de ir con un profesional.
- Por cierto, dale mis saludos a Lachlan– comento la mujer, mientras recogía un par de implementos del suelo antes de entrar a su casa - espero que disfrute su cumpleaños.
- Cumpleaños? – susurro Lana
- Si ya sabes, ese niño cumple hoy y no eh preparado nada... debo haberme vuelto senil jajajaja- rio mientras entraba rápidamente a su casa, sin esperar que Lana dijera algo.
Era extraño, pero la pelirroja recordaba claramente que el cumpleaños del rubio caía en otoño cerca a octubre o al menos en esa fecha era celebrado. Curiosa, volvió a ingresar a la casa, dudando decidió despejar su mente y sabia exactamente como; después de todo necesitaba distraerse y que mejor distracción que jugar un poco con el problema inicial.
