Capitulo 49: No me llames amor + 18

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Al despertar, Lachlan sintió la caricia de una leve brisa, mientras Lana se perdía entre las cortinas ondeantes del balcón, como Calipso ocultándose en su isla

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Al despertar, Lachlan sintió la caricia de una leve brisa, mientras Lana se perdía entre las cortinas ondeantes del balcón, como Calipso ocultándose en su isla. Se abalanzó sobre ella, atrapándola entre sus brazos, siendo recibido con una sonrisa por la joven, quien le ofreció el cigarrillo. Lachlan lo tomó sin dudarlo, aspirando profundamente, el humo lleno sus pulmones, trayendo consigo una sensación de relajación que se extendía por todo su cuerpo, dibujando una sonrisa en su rostro mientras Lana se refugiaba en su pecho.

Juntos permanecieron así, observando el amanecer desde su balcón, sintiendo la frescura del aire acariciar sus pieles aún húmedas. Era un momento íntimo, compartido solo entre ellos, mientras disfrutaban compartir de un placer culposo. Con un suspiro, Lana tomó el cigarrillo de los labios de Lachlan y lo apagó contra el cristal, antes de llevarlo con suavidad de vuelta a la cálida cama que compartían.

Empujándolo suavemente sobre las sábanas, Lana se colocó sobre él, deslizando sus dedos con delicadeza por el rostro de Lachlan.

- Quiero memorizar tu rostro... - murmuro Lana con tristeza – quiero recordarte incluso si no puedo verte...

- Jajajaja puedes verme todo lo que necesites... - contesto Lachlan – porque no te dejare ir jamás

Sentándose con ella sobre sus piernas, Lachlan se acerco al rostro de la joven.

- Una pesadilla te volvió a despertar, ¿verdad? – murmuro el aletargado hombre, mientras la acercaba a él, intentando consolarla con su tacto.

Cuando al acercarse para besarla, la joven lo empujo con fuerza sobre la cama nuevamente.

- ¿Alguna vez lo haz sentido? – susurro Lana

Pronto la vista de Lachlan se volvía difusa y sus extremidades perdían fuerza, sintiendo como la habitación parecía empezar a dar vueltas sobre su cabeza

- Ahogarte y sentir que ese momento pasa... una y otra vez en tu cabeza- afirmo con rabia la joven, recordándolo como lo vivió en carne propia.

Sentándose sobre el estómago del rubio, siguió viendo como este cerraba los ojos intentando deshacerse de la fatiga e intentando no sucumbir a morpheo.

- Aun si estas despierto, sientes como empiezas a sudar... como el terror recorre tu piel y sientes a la muerte velar tus pies, rondando una y otra vez esperando a que tu cuerpo se enfrié, mientras permaneces tan quieto como un muerto, o al menos deseas estarlo, porque sabes que no podrás hacer nada... casi como si solo esperaras a que termine...

Las palabras de Lana empezaban a sonar difusas, cuando esta se separó de su lado. Apartándose la joven coloco sus manos sobre el cuello de su amante, mientras Lachlan intentaba tomar los brazos de ella.

- Sentir tu cuerpo enfriarse como si el calor fuera arrastrado desde tus mejillas hasta tus pies... - susurro tomando aquel rostro angelical entre sus manos - como sudas el frio y tienes ese cosquilleo en la nuca... y solo te duelen las sienes porque has estado apretando los dientes demasiado tiempo sin darte cuenta??

- Lana...

- Alguna vez has tenido una pesadilla así? – murmuro la joven mientras lo veía debilitarse y pronto no poder hablar.

- Si...

Rápidamente estrujo con fuerza el cuello de Lachlan y clavando sus uñas empezó apretar su cuello, sintiendo las fibras de sus músculos y huesos poniéndose rígidos bajo sus manos; deseando quitar todo rastro de vida de aquel rostro, viendo los ojos de este llenarse de sorpresa, mientras las manos del rubio solo se aferraban a los muslos de la joven, como un cordero condenado a muerte.

- Mientes... Solo – balbuceo Lana mientras apretaba la piel bajo sus manos – Solo engañas y mientes...

Aquellos ojos violetas la contemplaban con profunda angustia y sorpresa, mientras ella lo sentía perder el aliento y aquellas grandes manos estrujaban la tela de su camiseta larga.

Apretando los dientes, las manos de la joven temblaron cuando este toco su piel desnuda bajo la tela, solo apretando sus uñas contra la piel de Lachlan, intentando tomar fuerza aparto la mirada de él.

Pero no podía. No pudo.

Soltándolo sintió sus brazos aflojarse y un nudo en su propia garganta, como si a quien hubieran intentado asesinar no fuera a él, sino a ella. Pronto las manos de Lachlan se aferraban nuevamente a su piel, apretando sus muslos, intentando que ella no se apartara.

Lana estaba llena de rabia contra él y contra sí misma, sabía que lo sucedido era culpa de Lachlan, pero algo en ella seguía diciéndole que, si no hubiera apoyado a Belle, si no hubiera deseado ver su verdadero rostro... si hubiera vivido una mejor vida, no tendría tanto miedo... si no lo conociera su vida sería mejor...

Pero su pecho se estrujaba al solo pensar en ellos. Pero no podía olvidar, no podía dejar de sentir como se sentía. Empujándolo trato de seguir, pero la impotencia al no poder lastimarlo la mataba, obligándola a no poder soportar ver su rostro, cerrando los ojos grito desgarradoramente, obligándola a ver hacia el blanquecino techo intentando que sus ojos no se llenaran de lágrimas.

- Sabes ... lo sabes... - susurro la pelirroja, mientras sus manos se dejaban caer sobre los hombros de este – porque me quede hasta ahora?

- Lo se... - susurro Lachlan, mientras una de sus manos se aferraban a la fría piel de la joven

- A veces.. puedes amar de una forma tan cruel... tu amor solo puede destruir... - mascullo intentando contener las lagrimas

No sabía o no quería saber, que hubiera pasado al no conocer aquella calidez, aquellos brazos que la sostuvieron durante la oscura noche. Las manos de Lachlan seguían sujetándola, y fue cuando volvió a ver los ojos del rubio.

- Perdo-na-me amor... mi Lana... Per...– contesto mientras sentía su lengua pesada y sus ojos perdían foco, podía sentir claramente las lágrimas que caían sobre su rostro – Perdóname...

- No- susurro Lana – no me llames amor...

Sus ojos violetas temblaron por la incertidumbre, mientras las manos de este empezaron a sujetarla con fuerza de las caderas. Ahora podía verlo.

Estaba aterrado.

No de la muerte, no del encierro, solo de su huida.

Lachlan la vio bajando la mirada a sus manos y a las expresiones en su rostro, fue entonces que supo que todo estaba perdido.

Apartándolo, empezó a acomodar almohadas tras él para sentarlo, tras lograrlo parecía un muñeco que apenas podía parpadear, mientras apretaba los dientes.

Como último adiós, lo vio luchar por mantener los ojos abiertos. Sonriendo Lana saco una maleta de debajo de la cama, mientras veía sus ojos violetas sufrir por mantenerse abiertos.

- Buenas noches, ma petit monstre...

Intentando mantener la cabeza erguida, la joven se levantó y tomándolo pronto lo acomodo de lado con las almohadas, para que este viera la puerta, viendo su trabajo casi finalizado se acuclillo a su lado, mientras veía al hombre intentar morder su lengua para mantenerse despierto y no cerrar sus ojos, aquellos ojos llenos de dolor y desesperación.

Fue en vano luchar contra Morfeo, quien lo arrastraba a un profundó sueño, solo repitiendo un pequeño murmulló.

"No te diré que cambiaste mi mundo, porque mentiría... pero te aseguro que cambiare tanto el tuyo que rogaras no haberme mirado de nuevo..."

Dear Villain : No me llames amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora