Capitulo 50: El diablo que amo a Satán.

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Despertando en un mar de sudor y confusión, Lachlan sintió como su cabeza giraba en espirales de dolor y desesperación

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Despertando en un mar de sudor y confusión, Lachlan sintió como su cabeza giraba en espirales de dolor y desesperación. Luchando por mantener el equilibrio en medio de la habitación, sus pies se tambaleaban sobre el suelo frío y ajeno, mientras su corazón martilleaba contra su pecho.

Cada rincón parecía susurrar el vacío que Lana había dejado tras su huida. Aun así, buscó frenéticamente, con sus manos temblorosas y su tambaleante cuerpo, pero no había ni un solo rastro de ella. Su mente apenas podía aceptarlo, mientras sentía el golpe de realidad con la fuerza de un tsunami, dejándolo sin aliento y sin esperanzas.

Intentando formar pensamientos coherentes, trato de trazar un mapa de los lugares donde ella podría haber ido. Pero en su mente reinaba el simple caos, cada idea se desvanecía en un mar de incertidumbre, abrumándolo con la idea de que Lana ya estuviera lejos, mucho más allá de su alcance.

Se aferró a su cabeza con desesperación, sintiendo como si su mundo se estuviera desmoronando a su alrededor. La sensación de impotencia lo inundó, sus ojos ardiendo con lágrimas de frustración y de su garganta solo salía una simple risa entrecortada con dolorosas y cortas exhalaciones, podía sentir como su pecho se estrujaba y su cuerpo se sentía débil, incrédulo se aferraba al tocador de su traidora amante.

Cada respiración era un desafío, como si el aire mismo estuviera lleno de espinas que rasgaban su pecho. Cuando agarró su teléfono con dedos temblorosos, marco el número de Ethan con una urgencia frenética. Cada tono hacía eco en su propia desesperación, hasta que finalmente, una voz incrédula y familiar respondió al otro lado de la línea.

- Hola pequeña rata- murmuro su hermano mayor con diversión – estas listo para dis-

- Rastrea el número de Lana. - ordenó sin siquiera pensarlo.

- Lan... debe haber ido a la tienda o algo ...

- RASTREALA¡¡¡ - rabio el desesperado rubio por el teléfono. Sin recibir una confirmación escucho algunos ruidos de teclas y tras unos minutos la respuesta de Ethan contrasto con su divertido tono de siempre.

- Su teléfono está en tu casa...- murmuro tecleando rápidamente.

- ¿¿Y sus movimientos bancarios??

- En eso estoy... dame unos 15 min-

- También revisa los fondos privados de la fundación – exigió el nervioso hombre

- De que me estas-

- REVISA LAS MALDITAS CUENTAS DE BALCANES – exclamo el rubio, interrumpiendo a su incrédulo hermano al otro lado de la línea. Lachlan estaba desesperado y en ese punto le importaba poco quien pudiera escuchar.

- Llamare a un amigo...

Antes de que pudiera terminar la frase, Lachlan colgó, lanzando el teléfono sobre la cama. Corriendo a vestirse con rapidez, estaba listo para ir tras ella, cuando su teléfono volvió a sonar y un inesperado nombre apareció en su pantalla.

Dear Villain : No me llames amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora