Capitulo 43: La tormenta previa.

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Lachlan descendió del avión privado con pasos decididos, mientras su semblante oscurecía por la noticia de la fuga de Lana

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Lachlan descendió del avión privado con pasos decididos, mientras su semblante oscurecía por la noticia de la fuga de Lana. El teléfono sonó estridentemente en su mano, y al escuchar la voz temblorosa del guardaespaldas, una chispa de violencia destelló en sus ojos.

Sin embargo, contuvo su furia. Al colgar, ordenó a uno de sus hombres que se encargara del guardia. Sabía que tarde o temprano lo habría eliminado por su cuenta, pero ahora no sentiría ni un ápice de remordimiento al dar la orden.

Esta vez, la traición de Lana lo había llevado al límite, y no sería tan generoso como la última vez. Al colgar con brusquedad, se preparaba para abordar su limusina cuando el teléfono volvió a sonar. Con un suspiro exasperado, respondió, anticipando más malas noticias.

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Lana llegó a la fiesta y se encontró con un panorama abrumador: el lugar estaba atestado de gente, con luces parpadeantes y música atronadora que reverberaba en el aire.

Sus pensamientos nerviosos y preocupados empezaron a consumirla, mientras observaba a su alrededor la alta pelinegra se ofreció a ir por unas bebidas, con una sonrisa de simpatía por quien creía había terminado Lachlan.

{Probablemente lo haría eventualmente}, se dijo a sí misma con un dejo de resignación, pero en ese momento no deseaba estar cerca de hombre.

Cuando, interrumpiendo sus pensamientos, una estruendosa voz que resonó sobre la música, llamando su nombre con sorpresa y entusiasmo, su amiga Sophie la vio llegar y tirando del brazo de un par de amigos fueron hacia Lana.

La risueña barista de corte pixie, contenta de salir del gentío y mantenerse a un margen del tumulto, saludo con un abrazo a Lana, sorprendida de verla 2 veces en un solo día. Pronto al verla Sophie detecto que algo sucedía, la pelirroja no lucia bien y parecía lejos de querer hablar de ello, por lo que sin dudarlo y sonriendo con empatía le ofreció un cigarrillo feliz murmurando:

- ¿Qué tal si te tomas un descanso de toda esta locura y disfrutamos un poco? - sugirió Sophie con una sonrisa traviesa.

Lana, deseando desesperadamente un respiro de sus propias preocupaciones, aceptó con una risa nerviosa.

- ¿Qué podría salir mal? - bromeó, mientras encendía el cigarrillo.

Amara, quien se había autoproclamado la experta en superar desamores con estilo, irrumpió en la escena con un par de botellas y dos chicos atractivos sosteniendo los cubos de hielo. Su oscuro cabello caía en cascada sobre sus hombros, y su sonrisa radiante iluminaba la habitación.

- Estos son Dave y Mike. – anuncio mientras entregaba las botellas a los chicos y dejaba que le sirvieran un trago - ¡Te aseguro que hacen que tu ex parezca una sombra en comparación! - proclamó Amara con una risita traviesa, mientras sus ojos brillaban con complicidad.

Sophie, la barista con un espíritu libre y una energía contagiosa, respondió con una mirada desafiante hacia Amara.

- Parece que falta uno más - insinuó con una ceja arqueada.

- Amara, permíteme presentarte a Sophie, la maestra de la ironía y los lattes - intervino Lana, con una sonrisa cómplice. Sophie sonrió hacia Amara con confianza, mientras sus ojos verdes destellaban con diversión.

- No necesitas exagerar para impresionarme - respondió Sophie con una sonrisa pícara, atrapando a Amara en un abrazo sorpresivo que casi hace que el vaso se derrame.

Mientras el grupo se llenaba de risas y nuevas conexiones, Lana observaba la escena con una mezcla de diversión y cariño. Se dejó llevar por la atmósfera alegre, disfrutando del baile, la música y, por supuesto, el cigarrillo que le proporcionaba un toque de rebeldía.

En medio del coqueteo entre Amara y Sophie añadía un toque picante y juguetón a la noche. Sorprendiendo a Lana de la rapidez de la risueña barista al invitar a bailar a Amara, disfrutando de la complicidad entre ambas mujeres, la cual era palpable en cada gesto, cada risa compartida, parecía estrechar aún más el vínculo entre ellas.

Era reconfortante ver a sus amigas conectando de esa manera, y Lana se sentía feliz al verlas en medio de aquella fría noche.

Dear Villain : No me llames amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora