El villano no puede darte un final feliz o si?
Una par de fugitivos se esconden en un pequeño y pintoresco pueblo, fingiendo ser una feliz pareja de recién casados, sin sentirse como una pareja acuerdan ser simplemente "roomies". Aunque una chispa d...
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Tedioso.
Solo así se podía definir su día. Había llegado a Manhattan hace un par de días, pero no podía llamar a su pequeña y escurridiza pelirroja, solo para mantener su cubierta de estar en un viaje de trabajo como medico de campaña en zonas rurales, sin señal de internet o teléfono. Una verdadera tortura.
Sin poder escucharla o saber cómo estaba llevando sus días, se conformaba con verla a través de las cámaras de seguridad implantadas por toda la casa.
En días largos y tediosos como ese agradecía haber instalado aquel sistema de vigilancia al cual solo él podia ingresar. Tras un rápido baño, abrió la computadora con prisa, ingresando al programa y revisando cada una de las cámaras.
Buscándola, solo encontró la casa llena de oscuridad y silencio. Una y otra vez cambio la imagen, pero la pelirroja no estaba en su habitación, terraza o sala; pronto tomando el teléfono busco respuestas.
- Jefe?? – respondió la voz del teléfono tras un par de timbradas,
- Graham, dame un reporte– pregunto el galeno, mientras seguía cambiando las pantallas.
- Ha estado tranquila, solo salió a correr durante la tarde y después volvió...
- Correr?? – exclamo frustrado, sin parar de cambiar las pantallas en su laptop – de que mierda hablas?? Mi mujer aun esta herida, porque la dejaste salir?
- Lucia estresada en la casa... -comento el hombre al otro lado del teléfono – no fue una salida inusual, solo fue a la cafetería de siempre, pero parecía mas tranquila al regresar hace una hora.
- ¿Esta en casa?
Pronto cambio la cámara a su habitación, encontrando a la pelirroja hecha un ovillo entre algunas camisas y sus mantas.
- Si, es correcto.
- Bien... - mascullo el rubio sin poder evitarlo - mantenme informado.
Sin poder evitarlo el rubio sonrió al verla, un cierto vuelco cavaba en su pecho al verla anidando y solo una palabra venia a su mente. Mia.
Antes de poder evitarlo marco su numero y pronto una mano salió de ovillo de mantas, sacando la cabeza respondio:
- Lachlan... - murmuro encogiéndose contra las almohadas – pensé que no podrías llamarme...
- Encontré algo de señal, ya estabas durmiendo? – murmuro mientras la observaba sonreír y salir de su pequeño nido.
- Algo así... - murmuro la joven, mientras se volvía a acurrucar contra las mantas y se hundía en ellas, envolviéndose – Te extraño...
- No más que yo... - murmuro reclinando su espalda sobre la cabecera de la cama- Te desperté?
