El villano no puede darte un final feliz o si?
Una par de fugitivos se esconden en un pequeño y pintoresco pueblo, fingiendo ser una feliz pareja de recién casados, sin sentirse como una pareja acuerdan ser simplemente "roomies". Aunque una chispa d...
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Jueves 23 de Junio
10:00 am
El humor del rubio andaba por las nubes. Ya llegaba tarde, por lo que intentaba no reírse al llamar a un colega para reportarse enfermo y que lo reemplace ese día en consulta. Mientras su escurridiza pelirroja, se levantaba perezosamente y arrastraba tras de si una sabana que también lo cubría a él.
Incapaz de concentrarse en su llamada, el rubio intento atraparla, haciendo que la joven saltara de la cama riéndose entre murmullos, mientras intentaba escuchar las recomendaciones de su colega para que lograra recuperarse exitosamente de su "resfriado".
Cuando la joven dejo de luchar por sabana salto sobre el regazo del rubio, quitándole algo de aire y dejándolo algo atontado.
- Si, seguiré el reposoO... seguro...- balbuceo mientras intentaba atraparla bajo de él, pero la escurridiza mujer intentaba con todas sus fuerzas no reírse demasiado fuerte, mientras este la intentaba mantenerla bajo su cuerpo.
Fue cuando la tomo por la cintura, que la joven no pudo aguantarlo más y soltó un chillido, liberándola ante la sorpresa, mientras esta aprovechaba en recoger una camiseta del suelo y corría riéndose lejos de la habitación partiéndose de la risa.
Cuando se disponía a correr tras ella, escucho una risa cansada al otro lado del teléfono.
- Seymour no te excedas y salúdame a tu adorable esposa...
- Si señor, te veo después – confirmo Lachlan antes de colgar e ir tras Lana
Cuando intentando desenredarse de las sábanas, su móvil sobre la cama volvió a sonar, suspirando tomo el teléfono listo para apagarlo, cuando en la pantalla apareció un numero desconocido, suspirando creyó que podría ser importante, y al contestar escucho una voz familiar.
- Hola hermano, como van las vacaciones? – comento una gruesa voz al otro lado de la línea
- Que quieres Ethan? – contesto el rubio, reconociéndolo al instante; después de todo su hermano era de las pocas personas que lo encontraría aun si desapareciera bajo el mar – dilo rápido o colgare...
- Bueno bueno tranquilo, no trato de malograrte el tiempo fuera...
- Te dije que no volveré, así que no me llames de nuevo
- Oh no no, tranquilo puedo lidiar con todo aquí... mejor de lo que tu podrías, creerme – se rio con cierto disfrute – pero te llamaba para arreglar el asuntito legal que dejaste pendiente, lo recuerdas?
- No sé de qué hablas...- mascullo Lachlan sacudiendo su cabello y acercándose al balcón.
- Los papeles que le firmaste a la Belle Schuyler... su tiempo de vigencia ya paso y ella aun esta por acá...
- Jajaja no me decías que lo puedes manejar mejor que yo? – Contesto Lachlan vistiéndose con un par de pantalones de chándal.
- Ese es el problema, quiero que lo extiendas...
Un momento de silencio lleno la habitación, después de todo no sabía que estaba pasando en Manhattan, y desde su refugio tampoco quería saberlo, deseaba mantener lo que apreciaba seguro.
- Bien – mascullo Lachlan, con cierto con cierto cansancio - envíame los papeles
- No puedo, debes venir acá – declaro su hermano mayor desde el otro lado de la línea
- Jajajaja me estas jodiendo? Se que si pongo un pie allá-
- Tranquilo, ya lo eh arreglado, tendrás mas tiempo para recuperar la información – comento su hermano mayor – tiempo suficiente para que la entregues o desaparezcas...
- Porque debería? – gruño el rubio, mientras se apartaba hacia el balcón
- Porque te lo estoy pidiendo- contesto con cierta dureza, antes de volver a suavizar su tono y comento- tómalo como un favor que te recompensare a futuro...
- Lo pensare – comento antes de colgar y tirar sobre la cama el teléfono.
Suspirando se colocó unos vaqueros rápidamente y salió de la habitación. Al bajar las escaleras encontró a su pecosa y pelirroja preferida terminando de alistar una bandeja de desayuno y en el medio de esta un pequeño cupcake con una velita.
Sonriendo alegremente la joven se apresuró a encender una pequeña vela y a cantar con entusiasmo, dando pequeños brinquitos hasta él con el pastelillo en manos.
