Capitulo 24 - Lado A: Lana.

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Echada en su cama, al inicio solo se sintió mareada y sedienta, pronto se sintió más relajada y sin pensarlo cerro los ojos, sumergiéndose con rapidez en un profundo y pesado sueño

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Echada en su cama, al inicio solo se sintió mareada y sedienta, pronto se sintió más relajada y sin pensarlo cerro los ojos, sumergiéndose con rapidez en un profundo y pesado sueño.

Mas temprano que tarde, los recuerdos parecían llegar a ella solo como meras sensaciones pasajeras. Sintiéndose como un visitante en su propia memoria, deseaba huir, no quería verlo.

No deseaba seguir en aquel sueño.

[No.

Pronto estaba de nuevo ahí, en la última visita que hizo a casa de su "madre". Claro solo si Carol Renoir la dejaba llamarla así.

Había ido a regresar a Katrina Renoir a casa, su pequeña media hermana había huido tras enterarse del divorcio de sus padres. Después de que huyera de ahí por las constantes peleas de sus padres, había ido a refugiarse al departamento de Lana por unos días con la aprobación de su padre.

Al llevarla a casa después de calmarla, se encontró con la álgida figura de su madre, alta y rubia lucia una mirada de desaprobación al abrirles la puerta. Por supuesto, pidió hablar con Lana en privado, exigiendo que Katrina se fuera a su habitación.

Lo único que habría querido evitar era verla, pero fue algo inevitable.

- Siempre que salíamos era así... - murmuro Lana, rompiendo el silencio en medio de aquel salón recibidor del departamento en Park Avenue, mientras la mujer la miraba con el rostro furibundo – el gritaba y temblabas, un gesto, una respiración o el tono, sabíamos perfectamente cuando papa perdería la cabeza y despotricaría contra alguna de las dos... exactamente cómo estás haciendo con Katrina... puedo reconocer cada uno de sus gestos contigo, esta aterrada.

- Te atreves a compararme... - farfullo Carol, con una mirada furibunda parecía oscurecerse con violencia su esbelto rostro, cada fibra del ser de Lana se escarapelo con miedo, con el terror que no había sentido en años – que puedes saber tú de mi hija?

- Yo también fui tu hija, mama... - murmuro viendo hacia una pequeña sombra que se arrastraba entre los muebles- y no puedo decir que fue la mejor etapa de mi vida, pero te aseguro que entiendo el miedo que ella te tiene, los gritos, tus desprecios, el no saber en qué instante vas a cambiar de humor... todo eso, no es sano ni normal...- dijo con las palabras entrecortándose en su garganta- y Katrina merece algo mejor...

Una profunda risa resonó en aquel salón, mientras la pequeña sombra observaba la escena, arrestándose entre los elegantes muebles e intentando ocultarse bien.

- Ella ya tiene lo mejor, al parecer es lo suficientemente lista para manipularte... – rio orgullosa la mujer con una fría aura –aunque heredo lo caprichosa... algo que lamentablemente heredo de mi...

- Debes-

- PERO al parecer tu no heredaste nada, ni siquiera el rostro...- interrumpió su madre observando con desgana a Lana - eres solo un desperdicio de mi tiempo... - mascullo sacando un cigarrillo electrónico de su bolsillo y tras una calada sonrió con frialdad – tan ingenua e insegura, tan distraída que no logras ver lo que está en tus narices...- ante el rostro innocuo de su hija, la mujer soltó con cizaña - te dijo acaso tu noviecito que me llamo? – soltó con burla

El neutral rostro de Lana pareció resquebrajarse con un cristal ante una bala.

- "Oh señora, sé que ha estado distanciada de su hija, pero talvez sería el momento para acercarse a ella..." - repitió lo que Lachlan había pedido con un tono burlesco- Escuchando sus halagos y esperando a que cumpla sus promesas...

El corazón de Lana se encogió al escucharla, después de tantos años había logrado lo que tanto buscaba, la estaba dañando.

- Nada más que un SEYMOUR ¡- exclamo la mujer frente a la temblorosa Lana – pensé que eras tonta... al menos eres más inteligente de lo que yo fui...

Atrayendo entre sus perfectas uñas el pálido rostro de Lana, la vio con aquella mirada aguda y fría, no había vestigio alguno de amor, solo decepción. Sujetando la quijada de su hija susurro con firmeza.

- Ama con la cabeza Lana, hay tantas cosas por amar, pero siempre eliges solo las incorrectas – murmuro contra el rostro rígido de Lana, contemplándola por unos segundos con desgana – Te pareces tanto a tu padre... que desperdicio...

- Te equivocas... - respondió Lana, con apenas un hilo de voz y sintiéndose enferma de tan solo escucharla, pero sobre todo enojada de sentir como sus palabras aun tenían cierto efecto en ella – te equivocas Madre... me parezco tanto a ti que sigo volviendo a los lugares equivocados

Las palabras de la pelirroja cambiaron el cruel rostro de la mujer, arrugando su frente y con una sonrisa burlesca aún más afilada.

- Ja ... muy probablemente sí, pero tú ya sabes cómo acabo esa historia... - contesto soltando a la joven

Dándole la espalda, Lana intento salir de aquel lugar, mientras su madre observaba con complacencia el duro rostro de su hija. Atrapando el brazo de su hija, la abrazo suavemente, besando la frente de Lana como una despedida, solo soltándola poco después, abriendo la puerta para su hija mayor la vio salir del lugar.

Por fin parecía haberlo logrando, endurecer aquel suave corazón, esa frágil niña no podría haber sobrevivido sin la amargura que había depositado.

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Dear Villain : No me llames amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora