1. Despertando en un nuevo mundo

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Un día sin más desperté en un mundo que me parecía completamente desconocido, con el tiempo descubrí que era el mundo de fantasía de Avatar la leyenda de Aang.

Fue bastante impactante para mí y me costó bastante adaptarme, básicamente en este mundo había personas con superpoderes y vaya sorpresa que recibí al darme cuenta que no podía utilizar ningún elemento y peor aún había nacido en el país de los villanos el reino fuego.

Pero antes de continuar sobre las novedades del nuevo mundo brevemente diré que en mi vida pasada me llamaba Carlos y en esta nueva vida Me llamo Wan Lee.

En mi anterior vida la pase ligeramente difícil por decir poco, me sumergí en un camino bastante oscuro lleno de intrigas, venganzas y traiciones, ascendí hasta lo más alto, me convertí en un hombre rico y poderoso sin embargo al final me di cuenta que no importaba realmente porque morí solo y amargado además fui traicionado por quienes yo fui su mentor, jajajaja cosas de la vida supongo, pero lo peor es que me la pase sin haber disfrutado de tantas cosas, por esa razón en esta vida sin importar las circunstancias tratare de vivir lo más plácidamente posible.

Aunque la situación en la que había reencarnado no era necesariamente la mejor ni la más deseable.

Regresando a mi reencarnación, nací en la nación del fuego, sin poder usar ningún elemento control (bueno al menos tenía un techo y comida una situación de inicio mejor que mi vida pasada), además el lugar en donde vivía era un territorio recién conquistado que antes perteneció al Reino Tierra.

En este tipo de lugares a los más pobres nos mandaban a fundar colonias para colonizar esas tierras conquistadas, por lo que el alojamiento no era un problema, en realidad era bastante cómodo, un aspecto que olvidé mencionar es que mi madre en este mundo murió por una enfermedad y mi padre en teoría seguía en el frente de batalla, pero no tenía idea del porqué no se comunicaba conmigo, tal vez no tenía idea de donde me encontraba, tal vez no podía contactarme o incluso podría haber pasado a mejor vida, no lo sabía y ciertamente tampoco me importaba.

Hace apenas un mes me comentan, que me caí de un árbol, todos creían que moriría, pero deserte después de un día de estar inconsciente, eso es todo, así reencarne, algo decepcionante para ser sincero, ¿dónde está mi poder tramposo, mi espíritu guía, o lo que sea? Bueno no me importa realmente, odiaría que alguna entidad pusiera algún peso sobre mis hombros y me dijera que hacer, soy alguien que le gusta hacer lo que le da la gana, además estoy seguro que en algún momento el responsable de mandarme a este mundo aparecerá cuando mis acciones comiencen a causarle dolores de cabeza jajajajaja, ese día me divertiré mucho y me reiré en su cara.

Otro dato relevante es que actualmente al parecer tengo 11 años y cronológicamente al parecer soy dos años menor que el príncipe Zuko, pues un rumor muy caliente indica que el señor del fuego exilio a su propio hijo para que busque al Avatar, por lo que me quedan aproximadamente 3 años y medio para que el Avatar sea liberado y comience su viaje para liberar el mundo del yugo del reino al que ahora pertenezco.

No es que me importe realmente pero al estar en un territorio que perteneció al reino tierra estoy seguro que algún desquiciado vendrá y querrá quitarme el techo en donde ahora vivo, incluso tal vez no sé conforme con eso y quiera cortar mi cabeza, por lo tanto tendré que aprender a pelear, aprender a esconderme y buscar un medio para salir de este lugar y ponerme a salvo para tener la vida más fácil que se pueda.

En este poblado quién da alojamiento es el líder del pueblo al que todos llaman Jefe y que no me he molestado en preguntar su nombre, es una especie de líder local militar de la Nación del Fuego, aunque es de bajo rango todos lo obedecemos, no por respeto claro está, sino porque la idea de que él te puede cortar la cabeza si no obedeces suele ser un argumento muy persuasivo.

Viendo el lado positivo tengo una cabaña para mí solito, para comer simplemente basta con acercarme al cuartel general (que en realidad es la casa más grande que encontraron), y se le da de comer a todos los huérfanos, ancianos y enfermos, por supuesto la comida no es gratis, todos tenemos que cooperar de alguna manera, yo en mi caso tengo que traer leña, lo cual es un poco difícil debo admitir, pero últimamente me he encontrado a un chico y nos ayudamos mutuamente, este chico vive en unas condiciones muy similares a las mías (bueno casi), todos lo llaman Chan es alguien de aspecto delgado pero muy descuidado en su aspecto personal, por lo que juntarse con él suele ser desalentador y que tampoco tiene dominio de ningún elemento, a este chico lo evitamos todos, pero mi experiencia en mi vida pasada me enseñó que es mejor tratar a todos con cortesía, esto evita enemigos y en ocasiones hace que la persona menos esperada te cubra las espaldas en el momento más inesperado.

Después de un par de meses de acostumbrarme a mi nueva vida le pedí al jefe que me entrenara para ser un buen soldado, por supuesto que no lo hice por buena voluntad o por querer pelear por el reino ni nada por el estilo, lo hice porque a los soldados les daban una ración extra de comida y les daban deliciosas manzanas o frutas, yo quería aprovecharme un poco de esa generosidad, al principio se negó incluso me dio una patada para que me alejara (claro adivinando mis intenciones de querer más comida y frutas las cuales escaseaban) pero después accedió, pero me puso brazaletes pesados en ambos brazos y piernas y me dijo que todos los días debería repetir mil veces los movimientos básicos de espada, no tenía mucho que hacer y los juegos de los niños me parecían sumamente tontos y aburridos además estaba el hecho de que vivía en un país que estaba en guerra, así que volverse fuerte no era algo opcional sino obligatorio.

Un día de la nada apareció el chico Chan el cual me liberó de los brazaletes y me dijo que corriéramos que no entendía por qué me habían castigado de esa manera, nuevamente mi experiencia de la vida pasada había sido correcta, el chico trató de ayudarme sin saber todo el contexto, me reí un poco y le expliqué la situación de la manera más simple que pude, pues a este chico había que explicarle las cosas de la manera más simple posible, no porque fuera tonto, para nada, sino porque le costaba entender metáforas, Sarcasmo y otro tipo de expresiones. Entonces él decidió que entrenaría conmigo, en primer lugar, porque la idea de tener más comida le pareció tan buena idea como a mí, pero también sospecho que lo hizo porque no lo juntaban y lo toleraban los demás niños y así por durante un año entero nos la pasamos entrenando casi a diario.

Durante ese año las cosas marcharon relativamente tranquilas, de hecho yo estaba prácticamente viviendo mi vida ideal, un poco de trabajo, un poco de entrenamiento, comida gratis, alojamiento gratis y aprovechaba el tiempo para explicarle y enseñarle algunas cosas a este chico, no por altruismo sino porque en realidad estaba muy aburrido y no había libros que leer ni muchas cosas que hacer (un detalle que había olvidado mencionar es que por alguna extraña razón podía leer y hablar su idioma sin ningún problema).

Prácticamente memorizamos todo el pueblo pues nos la pasábamos corriendo de un lugar a otro, el jefe de la aldea ya nos había enseñado todos los movimientos de espada que él sabía, que era prácticamente todo lo básico, él nunca se esperó que nos habíamos tomado el entrenamiento en serio, pensó que solo éramos un par de niños jugando, pero siendo sincero podríamos equiparar en habilidad más no en fuerza a un adulto con una espada (por la diferencia de edad nos ganaban en fuerza, aunque éramos más fuertes que todos los niños del pueblo) una habilidad que pronto nos haría mucha falta y que nos metería dentro de un espiral que me alejaría de mi vida ideal y me metería en una serie de problemas que me dan dolores de cabeza, es más si en ese momento hubiera sabido lo que estaba a punto de ocurrir le hubiera dicho al chico que en el próximo carruaje de suministros nos coláramos para escapar del pueblo y llegar a cualquier otro lugar, pero tristemente no fue así y terminamos involucrados en un gran problema con los antiguos dueños del pueblo que ahora habitábamos.

Reencarnado en el mundo de Avatar la leyenda de AangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora