El tiempo lo cura todo, o al menos eso dicen, solo qué hay heridas que duran en sanar mas qué otras; sobre todo cuando no es la primera vez que estas son abiertas.
Luke Anderson, un corredor que ha salido herido muchas veces en su vida y siempre su...
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Maratón navideño 3/3.
Luke.
—Podríamos salir. —propuso el muy pesado.
Rodé los ojos, girándome hacia el.
—No nos conocemos de nada. Ríndete.
—Te llamas Luke Anderson, tienes diecisiete años, eres corredor de carreras fantasmas —enumeró esas tres como si fueran un gran logro —. Creo que conozco lo suficiente para invitarte a salir.
Volví a rodar los ojos, esta vez dándole la espalda para servirme otro trago.
—Conoces lo que conocen todos, Carter.
Se puso a mi lado y me miró fijamente con media sonrisa. Le enarqué una ceja. La verdad era que, Carter era muy guapo. Lo que más me gustaba de él eran sus ojos; oscuros y profundos. Preciosos.
Sacudí la cabeza, enfocándome.
No saldría con el de forma tan fácil. Chicos como él estaban acostumbrados a que les dijeran que si a la primera.
—¿Y que es lo que todos no saben? —preguntó.
—No es tu problema, Carter.
Intenté irme por el otro lado, pero el me interceptó, haciéndome resoplar, frustrado.
—Al menos dime tú color favorito, o el día de tu cumpleaños. Es algo que no todos saben ¿cierto?
Suspiré, implorando paciencia.
—¿Si te digo alguna me dejas en paz?
—Por esta noche, al menos.
Algo era algo.
—Azul celeste. —musité, lo suficientemente alto para que él me oyera.
Enarcó una ceja. Parecía ¿sorprendido? Si, algo. La gente siempre decía que estaba demás la especificación, que azul era azul y ya. Carter no sería la excepción. Posiblemente soltaría uno de esos comentarios y...
