Les comparto una frase que escribí ayer aconsejando a una amiga, frase que tiene que ver bastante con este capítulo y el libro en general:D
En el caso de demostrar, las acciones valen más que las palabras. En el caso de herir, las palabras valen más que las acciones. En el caso de expresar, el silencio destruye más que una palabra o una acción.
Luke.
¿Sabes ese momento donde te vuelves consciente de lo jodido que estás y aún así no haces nada al respecto? Bueno, yo estaba en ese momento. ¿Defensa? No tengo. ¿Excusas? Menos, y si las tuviera ninguna justificaría el daño que me estaba causando a mí mismo.
Podía escuchar el latido acelerado de mi corazón por tener esa mierda de nuevo en mi cuerpo. Solo fue un poco, no tanta como para caer tendido en mi cama. La necesitaba. Necesitaba la tranquilidad que le transmitía a mi mente y la estabilidad retorcida que le daba a mi estado físico. No podía aguantar un día más sin ella, y mucho menos ese, que saldría a un evento público con Carter. No quería que me viera nervioso y desesperado, que viera las gotas de sudor correr por mi frente, ni que sintiera la fiebre que emanaba mi cuerpo por no tener la droga en mi sistema. No quería que viera mi necesidad, la ayuda que pedía mi estado físico de manera inconsciente.
Me pasé una mano por la cara algo mareado. Respiré hondo, apoyando mi espalda contra la pared mientras cerraba ligeramente los ojos.
Me encantaba tener la mente en blanco. No pensaba, no dolían los recuerdos, no sentía inseguridad, la ansiedad se iba por un momento... Era perfecto.
Abrí los ojos con pesadez y me reí. Una risa sonora. Ni siquiera sabía porque me estaba riendo, pero lo hacía con todas mis fuerzas.
—Oh, Luke, estás jodido —murmuré entre risas —. Ni quien te saque de esta, idiota.
Sacudí la cabeza con diversión y empecé a caminar hacia mi habitación. Sabía que tenía que estar listo en unas horas. Tomé el teléfono de la cama y marqué el número de Carter, su voz era la única que quería escuchar. Hasta estando en un maldito viaje no lograba sacármelo del cerebro mas de diez minutos.
—¿Hola?
—¿Qué? —fruncí el ceño, regresando a la realidad.
—¿Eh?
Oh oh, cierto que lo estaba llamando.
—Hola. —esbocé media sonrisa.
—¿Todo bien?
—Todo perfecto, diría yo. —sonreí con amargura esta vez. Todo estaba peor que mal.
—¿Seguro? —su voz sonó desconfiada —. ¿Estás bien?
—Que si, que estoy bien, pesado.
—Mhm...
—Carter.
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Una Última Oportunidad.
RomantiekEl tiempo lo cura todo, o al menos eso dicen, solo qué hay heridas que duran en sanar mas qué otras; sobre todo cuando no es la primera vez que estas son abiertas. Luke Anderson, un corredor que ha salido herido muchas veces en su vida y siempre su...