Carter.
Tardé diez minutos en despegarme del asiento y salir de la pista. La competencia estaba por empezar pero a mi ya no me importaba eso, no si él no estaba conmigo. Cuando pensaba que avanzábamos, yo siempre nos hacía retroceder.
¿Por qué abrí la boca? ¿Por qué pregunté eso? ¿Por qué lo traté así?
«Dime la verdad»
«Solo te estaba protegiendo» Quise decirle. ¿Pero como le decía eso si protegiéndolo de su pasado, hice que destruyera su presente?
Tal vez lo mejor sería alejarme para siempre, ¿pero cómo? ¿Cómo me iba y lo dejaba así? Cuando me fui la primera vez no pensaba que las cosas serían así para el, si lo hubiese sabido yo... yo...
Pateé un bote de basura con frustración.
Me subí a mi moto y ahí duré un largo rato, pensando en si ir a buscarlo o simplemente volver a casa.
El es tu casa.
Cerré los ojos con fuerza. Muy pocas veces me daban ganas de llorar, y esa era una de esas veces.
Luke estaba muy alterado, se veía tan frustrado, enojado, perdido... Se veía como si...
Me tensé al instante, recordando la llamada de esa mañana que me hizo. A pesar de hablar con normalidad, el tono de voz y las cosas que decía... No era algo que a alguien como a él le saliera con tanta naturalidad. Luego los intentos porque no lo mirara demasiado, como si ocultara algo... La sequedad, la tensión. Sus ojos con una pequeña tonalidad de rojo casi imperceptible, la postura incómoda como si su cuerpo necesitara algo. Todos pequeños detalles que fui recopilando poco a poco hasta que una bombilla se encendió en mi cerebro.
Se había drogado, y su cuerpo le estaba pidiendo más.
Si se sobrecargaba demasiado de droga tendría una... No...
Mierda.
No pasaron ni dos minutos y ya había arrancando la moto para llegar a la casa de Luke. La desesperación se hacía presente cada vez más en mi cuerpo y mi mente. Tenía que llegar a tiempo. Si algo le pasaba sería por mi culpa, no podría vivir con eso, no podría vivir sin el...
Conduje rápido, no me importó si me paraba la policía, no me interesó nada. Solo me interesaba el. Lo demás me valía mierda.
Llegué rápido, pero aún así se me hizo eterno.
Dejé la moto mal aparcada y saqué mi celular mientras me adentraba al edificio. No tomé el ascensor, subí directamente por las escaleras de emergencia.
Marqué el número de Luke. Cada tono me desesperaba más porque en ninguno cogió el celular.
Al estar frente a su puerta la toqué fuertemente pero nada.
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Una Última Oportunidad.
RomanceEl tiempo lo cura todo, o al menos eso dicen, solo qué hay heridas que duran en sanar mas qué otras; sobre todo cuando no es la primera vez que estas son abiertas. Luke Anderson, un corredor que ha salido herido muchas veces en su vida y siempre su...