Luke.
—Woah. —abrí los ojos como platos al ver como estaba elaborado todo en esta arena.
Nos encontrábamos de nuevo al otro lado de la ciudad. Solo que en una arena distinta a la de la última vez que estuvimos por esos lados. Esa era más compleja.
Por el lado de la multitud había mucho ruido, tanto de las voces y la música. Habían instalado unas gradas con luces de colores y los fans de cada equipo se dividían por colores. Plateados y rojos. Algunos portaban camisas, otros chaquetas, zapatos, etc. Dos grandes faroles estaban instalados a cada lado de las gradas. Uno daba en dirección a la línea de salida, y otro a la línea de meta.
El ambiente era simplemente brutal.
Moví la cabeza al ritmo de la música mientras me acercaba a mi equipo. Observé de reojo que Jacob estaba con el teléfono en la oreja y parecía enojado.
—¿Aún no aparece? —le pregunté a Brooke.
—No. Jacob estaba seguro de que lo haría, parece que no es la primera vez que pasa. —me dijo.
Puse una mueca.
—¿Pero no había venido?
—Supuestamente por su lado, pero al parecer se arrepintió de correr.
Asentí con la cabeza. Una pequeña presión se alojó en mi pecho. Tenía la esperanza de que viniera y tener una despedida como creía yo que se debía, pero solo era una ilusión mía. Por como pasaron las cosas, que me dirigiera la palabra era una opción nula para el.
Me acerqué a Isa, que estaba nerviosa viendo su celular.
—Hola.
Bajó el aparato y me observó, para luego darme una sonrisa de labios sellados.
—Luke, ¿Cómo te va?
—No peor que a ti.
—Se que si —puso una mueca y luego suspiró —. No aparece aún. ¿Ustedes dos no...?
—No, no hablamos. Tampoco estamos juntos, se acabó.
—Lo supuse.
—Esto es mi culpa, lo lamento.
—No te preocupes, son cosas que a veces no se pueden evitar —se encogió de hombros —. Pero, realmente me parece absurdo que no venga. Digo, pronto te internan... Yo querría verte lo más que pudiera, así sea de lejos.
Mi mirada se perdió un momento. Solo pude esbozar una sonrisa triste.
—Ojalá todos pensaran como tú.
—Bueno, no todos pueden ser tan geniales. —me reí y ella me acompañó.
—El manager nos dió diez minutos más —anunció Ander, llegando hasta nosotros —. Si no llega, tendremos que competir sin él.
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Una Última Oportunidad.
RomanceEl tiempo lo cura todo, o al menos eso dicen, solo qué hay heridas que duran en sanar mas qué otras; sobre todo cuando no es la primera vez que estas son abiertas. Luke Anderson, un corredor que ha salido herido muchas veces en su vida y siempre su...