El dichoso ruido de los pájaros cantando y alguien jugando a ser jardinero, me despertaron. Aún no abría los ojos. Porque sabía que me iban a escoger horrores, sumado el dolor de cabeza por la monumental resaca que empezaba a hacerse notar.Abrí lentamente mis ojos y levanté un poco la cabeza para saber dónde estaba. Pero era obvio que me arrepentiría de hacerlo. Estaba en la habitación de Yoongi, abrazada a su torso desnudo y pudiendo apreciar la emoción de su cosita por la mañana.
En otras circunstancias, habría salido corriendo. Pero el dolor de cabeza y el sueño, me impidieron hacerlo. Volví a dejar caer mi cabeza en su cuello soltando un sonoro suspiro. Algo que hizo que él se moviera y quedará aún más cerca de mi, al girarse. Mi brazo quedó atrapado y el suyo me atrapó a mi.
Definitivamente, era demasiada cercanía para mi. Y cada vez se iba dejando caer más, porque al estar dormido no controla su peso. ¡Maldición! ¿¡Que diablos hago aquí!?
Lo más vergonzoso fue escuchar la puerta de la habitación abrirse y ver a la señora Min con la cesta de la ropa. Me hice la dormida, lo que menos quiero ahora es tener que hablar con esa mujer, que es mi profesora... Mientras su hijo duerme literalmente encima de mí.
Sentí la mirada de esa mujer, acompañada de una risita. Vale por lo menos puedo descartar el enfadó... Aunque no se que debe de pensar esa mujer de mi, tras pasar ya tres noches con su hijo.
Dejó la ropa limpia en la silla del chico y salió de la habitación dando un pequeño portazo por la corriente de aire. El portazo hizo que Yoongi diera un salto del susto y despertará. Sus ojos y los míos se encontraron a escasos centímetros, consiguiendo hacerme estremecer.
Ninguno sabía que decir, solo nos mirábamos en silencio. Su aliento chocaba justo a la altura de mi nariz, dejándome apreciar su olor a menta, hasta recién levantado. Vi como saco una leve sonrisita al darse cuenta de que yo me había fijado en sus labios. No sabía qué significaba esa sonrisa, hasta no la vi, pero sí la sentí sobre mis labios.
Min Yoongi me estaba besando... Me estaba besando en su cama y medio desnudo. ¿Airin donde te metiste..?
Sus labios eran muy delicados, parecía que tenía miedo de hacerme daño. No era mi primer beso, pero si sentí esa vibra especial y esas supuestas mariposas en el estómago. No me negué al beso, me estaba gustando, aunque si me sentía un poco insegura de lo que pudiera pasar después de esto.
Ni siquiera era capaz de hacer memoria de lo sucedido ayer, me van llegando escenas bastante vergonzosas. ¿Pero en qué momento llegamos a su habitación? Aún no lo recuerdo.
-- Yoon...
Ambos cortamos el beso al escuchar de nuevo la puerta, esta vez era Yoora la que la había abierto. Esta mantenía sus ojos ojos muy abiertos, por la sorpresa de encontrarnos así.
Tartamudeo unos segundos, hasta que al fin dijo algo.
-- Creo que mejor espero abajo...
No esperó a que alguno de nosotros dijera algo, salió cerrando la puerta.
ESTÁS LEYENDO
11 Razones Para Decir Adiós. +18
RandomAirín Martínez una chica de 23 años, estudiante de veterinaria en la universidad. Esta pasando por su peor etapa en la vida tras la pérdida de alguien muy importante. Se siente sola y cree que a estas alturas subid ano tiene ningún tipo de sentido...