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Había pasado una semana desde que Yoongi, el chico de cabello negro y arillas había venido a casa a estudiar.

Desde ese día él me habla por mensaje a todas horas, más estos días que llevo toda la semana sin ir a clase por la gripe que nos pegó Yugyeom. Por eso no pudo recoger a Naryh, porque estaba en el hospital y no quería asustar a mi padre.

Aunque fue peor susto tener que aguantar a sus cuatro hijos en casa.

A decir verdad creo que él lo disfrutó, dentro de lo que cabe. Quitar mocos y cuidar de dos dramáticos como lo son Yug y Yeo es difícil y desespera a cualquiera.

Papá por suerte no pillo el virus y se cuidaba llevando una mascarilla. Esos días dormía con Naryh y Yeonjun, papá prefería tenernos en la misma habitación por si alguno le pasaba algo que estuviéramos los demás.

Por mi parte fui la que más tranquila lo llevó, lo peor era no poder respirar y el dolor de cabeza. Por lo demás estaba bien. Hoy parecía ser igual que los días anteriores de la semana, la diferencia es que hoy era viernes. No iría a clase, a pesar de estar mejor. No podía dejar solos a mis hermanos y mi padre tenía irse a trabajar porque ya no le daban más días de descanso.

Me encargaría de cuidar de mis tres hermanos, por todo el día. Fui la primera en levantarme y obviamente me tocó preparar sus desayunos. Me gustaba sentirme necesitada por ellos, porque casi siempre mi mente me hacía recordar que no soy importante o necesaria para nadie.

A pesar de haberme despertado tarde, tenía un sueño horrible. Me sentía muy cansada y deduje que era por el malestar de la gripe.

Tras terminar de preparar los desayunos mis hermanos no tardaron en aparecer. La pequeña Naryh era la que mejor estaba y tenía pinta de que se pasaría el día dándome la lata.

-- ¿Hoy no hablas con tu novio, unnie?

Rodé los ojos ante la pregunta de la pequeña niña. Desde que conoció a Yoongi ese día, se la pasa diciendo que es mi novio a todo el mundo. Hasta mis abuelos saben de la existencia de ese chico. Odio las videollamadas con los abuelos. Siempre son las mismas dos preguntas estúpidas... "Ya tienes novio" o "Aún no terminas la carrera".

Ni que pudiera sacarme el título en meses, cuando son años y años estudiando... es mi último año y siento que esto no termina.

-- No es mi novio... -tenía intención de seguir hablando, pero el timbre de casa sonó. Dejándonos a todos en silencio. -- ¿Esperan a alguien?

Los dos chicos negaron, ambos tenían sus narices rojas y caras de cansancio. Me acerqué con cautela a la puerta y abrí esta un poco, quedándome muda al ver de nuevo al pelinegro en la puerta de mi casa.

Él llevaba su típica sonrisa de lado, mientras se rascaba la nuca nervioso. Esta vez venía con ropa un poco más arreglada, costaba de unos pantalones negros de vestir y una camiseta normal blanca que llevaba metida por dentro de los pantalones. También llevaba una gorra y sus típicos aretes.

-- Hola... ¿Llego en mal momento?

-- Ahm no... solo no esperaba verte.

Aún no me creía que estuviera aquí. ¿Qué hace aquí? Sabe que estamos enfermos en casa y tampoco teníamos clase o algo así.

Tras los segundos de silencio, Naryh fue la que inició una nueva conversación colándose entre mis piernas y saliendo para abrazar la pierna del chico de tez pálida.

Este miró como la pequeña se agarraba a su pierna, sin saber qué hacer en ese momento.

-- ¡Oh viniste a ver a Unnie! Eres un buen novio.

11 Razones Para Decir Adiós.  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora