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Pase el resto del descanso en silencio, comiendo y viendo al chico entrenar a mi hermano y sus compañeros

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Pase el resto del descanso en silencio, comiendo y viendo al chico entrenar a mi hermano y sus compañeros.

No me había tomado el tiempo de fijarme en el chico jugando, me asombró ver lo bueno que era. Se reía de sus alumnos con cada canasta mientras competían, ninguno podía ganar al maestro, ni quiera su propia hermana que tanto luchaba por encestar.

La menor de los Min soltó el balón de mala gana, este rebotó y fue a parar directo a mi. Ahora además de la herida en la rodilla me sangra la nariz.

Min Yoongi está sentado a mi lado en el pasillo, mientras se sigue disculpando y me pasa más papel para tapar los orificios. El chico me obligaban a bajar la cabeza, mientras yo presionaba bajo mi tabique nasal para frenar la hemorragia.

-- En verdad lo siento muchísimo, no sé en qué estaba pensando Yoora, pero se quedará sin jugar dos partidos.

-- No debes regañarla, no fue adrede... se que tengo un imán para los balones.

El no pudo evitar sonreír apenado. Se quedó a mi lado hasta que la hemorragia al fin paró, incluso me acompañó al baño para limpiarme. No le importó entrar al de mujeres, él se puso a lavarse las manos a mi lado.

Varias chicas nos miraron raro, pero ninguna dijo nada. Al salir ambos nos fuimos a clase entrando justamente en la clase ya empezada de anatomía. La señora Min nos miró de brazos cruzados.

Esa mujer puede llegar a ser aterradora cuando algo no le gusta y odia que lleguemos tarde a clase. Su vista se puso fija en el chico tras de mí, su hijo.

-- Llegan diez minutos tarde. -regaño la mujer.

Iba a disculparme, pero el chico se adelantó en hablar, mientras apoyaba sus manos en mis hombros para hacerme caminar a nuestro siento.

-- Al menos llegamos, eso es lo que cuenta, señora Min.

-- Ahs Min Yoongi... -suspiro la mujer llevándose la mano al puente de la nariz.- Ven un momento aquí.

Yo tomé asiento viendo como el iba de forma despreocupada hacia su madre. Hablaron en susurros y la mujer pareció relajarse, aunque yo me sentí más nerviosa al ver como me miró de reojo mientras hablaban.

¿Qué le está diciendo y por qué me está mirando frunciendo la ceja esa mujer?

Mi curiosidad porque hablaron estuvo presente todo el resto de las clases. El no comentó nada, estuvo pasando apuntes y atendiendo todo el rato.

Eso solo hacía crecer mi curiosidad.

Al terminar las clases, salí junto a Woozi hacia nuestras taquillas.

-- Oye Nía puso en el grupo que ya estaba en Seúl, ¿eso quiere decir que hará fiesta? -preguntó woozi metiendo sus libros en su taquilla.

Yo aún mantenía los míos entre mis brazos, ya que mi taquilla está un poco así alante.

11 Razones Para Decir Adiós.  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora